| REAL CRÓNICA DE MARZO DE 1658(Número 382)
GACETA MILITAR         
A destacar que el Ministro de la Guerra ha publicado ya la convocatoria a las armas para la campaña de este verano, con una anticipación inusual ya que la campaña comienza en junio. Prácticamente todos los Regimientos han sido convocados, y deberán partir al amanecer del primer día de ese mes.
 ECOS DE SOCIEDAD Primera semana Tras las inundaciones generalizadas que trajo el desbordamiento del Sena el pasado día 27 de marzo, varios regimientos se han volcado en rescatar víctimas, achicar agua, limpiar calles y edificios y, en general, luchar por recuperar la normalidad. Los Dragones del Duque Maximiliano de Valois, cuyo cuartel se encuentra en la zona afectada, fueron de los primeros en reaccionar. Mientras la mayor parte del regimiento se esforzaba en limpiar su propio acuartelamiento, Alain de la Débâcle pensó que esto no era suficiente y que había que ayudar también a sus vecinos, así que mandó al 2º batallón a realizar labores de limpieza y desescombro en las calles, llevándose al veterano sargento Lamouche para ayudarle en las tareas de coordinación. También Bernille Nienau mandó a una buena parte de los Coraceros del Delfín a realizar tareas de dragado y drenaje. Otros, como Eugnace-Michel de Laderoute y Jean-Luc Picard, participaron en los trabajos a título personal. Aquí y allá se habían construido puertas y compuertas provisionales para contener el agua por compartimentos.
 
También los Coraceros del Príncipe de Condé participaron, dedicándose a la carpintería, instalación y manejo de las esclusas, arriesgándose a ser tragados por las aguas en el caso de que alguna cediera bajo la presión. Desde el Estravaganza, Christian de la Croix se acercaba a las posiciones más peligrosas para hacer verificaciones y dar indicaciones.
 
El día había sido agotador para todos, y un pequeño ejército de mujeres y niños del barrio colaboraban trayendo agua a los hombres. En esas estaban cuando, al final de la jornada, el Teniente Coronel de los coraceros desembarcó del Estravaganza para hablar con los suyos. Luego llegó el capitán Antoine, que había estado al cargo de todas las operaciones y coordinando la distribución de las obras a todos los regimientos, con una caja de botellas de vino que repartió como recompensa por el esfuerzo. El trabajo principal estaba terminado, y los próximos días sólo sería necesario que unos pocos operarios se quedaran al cuidado de las esclusas que, siguiendo las indicaciones del inventor, manejarían para ir aliviando progresivamente el agua acumulada.
 
Estaban todos satisfechos con poder volver finalmente al cuartel y a sus rutinas diarias cuando, de repente, Christian De La Croix se desplomó al suelo. Un par de soldados lo atendieron rápidamente. Sin saber muy bien qué hacer, Antoine ordenó que lo llevaran al Estravaganza y que desde el barco lo trasladaran al otro lado del río, donde una carreta que había servido para traer tablones de madera podría llevarlo hasta el cuartel de los Coraceros.	Por las noticias que hemos podido conocer los Reales Secretarios, el Teniente Coronel recuperó la consciencia al poco rato, pero no ha trascendido el motivo de su desmayo.
 
Del diario de Alain de la Débacle:
7 de marzo de 1658. La semana comenzó movida, porque regresaba del frente con mi segundo batallón de Dragones, pero debía ponerlo a trabajar en las labores de drenaje de París tras las inundaciones. Sé que a algunos de mis Dragones no les hizo demasiada gracia pasar del fuego español al barrizal parisino, pero es lo que hay. Dejé el asunto en las competentes manos de mi sargento mayor LaMouche y no pude evitar lanzarle una alegre pulla: 'Alegre esa cara, LaMouche, que por una semana serán ustedes los Dragados (y Construcciones) del Gran Duque Maximiliano de Valois'. Creo que no le hizo ninguna gracia.
 
Y es que yo estaba alegre porque había recibido la amable invitación de Jean-Luc Picard, capitán de los mosqueteros del Rey, para acudir al estreno de una obra de teatro. Eso sí que era comenzar mi vida social en París de la mejor de las maneras. El capitán Picard compartía el palco con su dama y con el caballero Gamin de la Chausée. Ambos me causaron una impresión excelente y espero que perdonaran mi comportamiento un tanto patoso. La única nota negativa fue la ausencia del caballero Tiburce Moray, otro recién llegado a la Cité, y cuya presencia me habría aliviado un poco el complejo de recién llegado de las provincias que tengo. ¿Qué le habrá sucedido a Moray? 
Mientras esto ocurría sobre el terreno, otra batalla se libraba en los despachos. Se convocó una reunión de urgencia a la que asistieron los ministros Francesco Maria Broglia y Tessier Dusel, y también el ingeniero monsieur Petit acompañado de Hermeto Cornamusa.
 
En primer lugar, le comte de Dusel agradeció la presencia de M. Petit y Cornamusa, explicándoles que el Ministro de Estado y el de Bienestar están en estos momentos reunidos para el nuevo nombramiento del Barón de Broglie, por lo que han delegado en el Canciller para todo lo referente a la reunión. Consciente de la gravedad de la situación, Dusel pidió a los expertos que expusieran la propuesta para trabajar cuanto antes en los canales de drenaje.
 
En respuesta, Hermeto mostró los planos de su máquina de vacío, mostró sendos tratados de Pascal y Torricelli para darle más peso a sus propios cálculos, y las ecuaciones que fundamentan el diseño del artefacto en cuestión. La máquina de Hermeto es portátil, aunque debido a sus grandes dimensiones tiene que ser transportada en una carreta allí donde sea requerida por los batallones de trabajo. Su principio físico es el de una bomba de ariete conectada a un tornillo de Arquímedes, y es capaz de bombear, a pleno rendimiento, cientos de litros al día, elevando el agua hacia los canales de desagüe que, bajo la atenta supervisión de Monsieur Petit y con la ayuda de los batallones de voluntarios, se están construyendo esta misma semana. Al mismo tiempo que se realizan esos trabajos y una vez aprobado el proyecto, Hermeto dedicó esta semana a la creación de la máquina y dirigió la primera demostración práctica del ingenio una vez estuvo listo. Puesta en marcha por la propia energía cinética del agua, la máquina funciona por si sola de continuo, como una bomba hidráulica cíclica, y su eficacia se podría comprobar ya a finales de esa misma semana.
 
Después de escuchar las explicaciones, Dusel agradeció los servicios de Cornamusa y M. Petit. Finalizada la reunión, los asistentes, visiblemente satisfechos por las decisiones tomadas, acordaron poner en marcha cuanto antes las reparaciones y el auditor extendió un pagaré para financiar las obras.
 
Entre reuniones, diseños, planos y pruebas, Hermeto Cornamusa aún encontró un momento para reunirse brevemente con su amigo Christian De La Croix en el cuartel de los Coraceros del Príncipe de Condé, donde se pusieron al día e hicieron planes para coordinar las operaciones de drenaje.
 * * * 
En una pradera a un par de días de viaje de París, un capitán del segundo regimiento de la Guardia Real entró en la tienda de campaña de su Mayor, Léo Hardy le Castel. Paseó brevemente la vista alrededor y vio que todo esta empacado para su transporte. Junto al camastro se encontraba el Mayor, metiendo unos documentos en su morral.
 
-Señor, todo listo para partir -dijo el capitán.
 
-Excelente -le respondió Léo Hardy le Castel-. Partid cuando el batallón esté listo. Yo me adelantaré: el Teniente General de la Policía me ha pedido que llegue a París lo antes posible; debo llevar unos documentos importantes, y si voy solo llegaré antes. Capitán, quedáis al cargo y, antes de partir, recordad las órdenes que os di anoche.
 
El Mayor Hardy-Lecastel salió raudo hacia París, cabalgando sin casi descanso, pero su viaje no iba a estar exento de incidentes...
 
A unas pocas decenas de kilómetros de parís le esperaban, bien escondidos, tres sujetos de aspecto poco amigable. Al pasar cerca le salieron al paso con una pistola apuntándole. El Mayor se detuvo de golpe; el hombre de la pistola, con un movimiento de la mano libre, le indicó que bajase. De inmediato lo rodearon los otros dos tipos; uno era pequeño y enjuto, el otro era más corpulento y llevaba un mandoble, las caras tapadas por sacos con agujeros.
 
-Vaya, ¿parece que me ha tocado el paso con peaje? -ironizó el guardia real-. ¿Cuánto debo por vuestro excelente servicio?
 
El hombre de la pistola tomó la palabra -Veamos... Podemos quedarnos con el caballo, el morral que lleváis y las botas, parecen de buena calidad... ¡Oh! y el estoque también parece valioso.
 
-Os puedo dar el caballo, y el estoque, pero lo demás se queda conmigo-. Léo se puso tenso, preparado para saltar a un lado si debía esquivar la bala. Se rebusco en los bolsillos y cogió un puñado de monedas.
 
El hombre de la pistola meneo la cabeza. -No funciona así, pero me temo que no aprenderás... -Hardy, moviéndose antes de que el hombre terminara la frase, sacó las monedas de su bolillo y se las arrojó a la cara mientras se echaba a un lado; como acto reflejo el pistolero cerró los ojos al verse los objetos a punto de impactarle. Disparó, pero su objetivo ya no estaba allí.
 
Los otros dos se acercaron deprisa. Léo, rodando por el suelo, se levanto y con el mismo impulso retrocedió dos pasos para evitar la espada del pequeñajo, pero lo consiguió sólo por poco, llevándose un corte superficial en el brazo, y tuvo que retroceder cuando el hombre del mandoble le dio una patada en el abdomen; casi lo derriba, pero se mantuvo firme.
 
En ese momento tuvo ocasión de desenvainar su rapier. Tenía que hacer algo antes de que el otro tipo recargara su pistola, pero había dos en su camino y uno de ellos con un mandoble. Decidido a dar una buena pelea, arremetió hacia el del mandoble, que se apartó a un lado, pero la maniobra del mosquetero era una finta: el verdadero objetivo era el pequeñajo, que se dio cuenta tarde y retrocedió un paso llevándose un tajo en la pierna izquierda. Con el camino despejado, Léo se abalanzo hacia delante esquivando el mandoble del tipo grande, que no le dio por suerte y voluntad divina; arremetió contra el tipo de la pistola, dándole un profundo corte en el brazo que le hizo soltar el arma, que cayo al suelo con toda la pólvora derramada. El sujeto salió corriendo antes incluso de que la pistola tocara tierra.
 
Satisfecho, Léo se dio la vuelta para encontrarse con los otros dos, y vio que el del mandoble llevaba su morral con la tira cortada y el pequeñajo llevaba una pistola y lo apuntaba. Léo comprendió que el corte del mandoble no iba contra él, sino contra el morral.
 
El hombre pequeño tomó la palabra. -Vamos, el resto de cosas...
 
Léo estaba al lado del caballo, que como buen corcel de guerra estaba acostumbrado a los disparos. Con un rápido movimiento arrojó el rapier, cosa que hizo que el tiro de respuesta del pistolero saliera desviado hacia arriba. El hombre del mandoble ya empezaba a sacar otra pistola, pero tenía las manos ocupadas entre el arma y el morral, así que tardó unos segundos más de la cuenta, segundos que le Castel aprovecho para montar rápido y salir cabalgando de allí. Al poco escucho cómo le disparaban, pero afortunadamente el tiro salió errado.
 * * * 
Está ya oscureciendo. William, el viejo mayordomo, con una lámpara de aceite en una mano y un voluminoso garrote en el otro, recorre los pasillos de la casa de su señor Lord Thomas Steward, embajador inglés ante el Reino de Francia. Ha oído un ruido, y toda precaución es poca. Llega frente a una puerta tras la que oye resoplidos y ruido de agua. La abre de repente, para sorprender a quien sea que esté detrás, y da un fuerte grito: "STOP WHERE YOU ARE!"; un instante después se da cuenta de que el intruso probablemente no le entenderá.
 
William ilumina la escena, y la escasa luz del atardecer colabora con su lámpara en mostrarle al intruso, un hombretón con los pies empapados que ha dejado huellas de agua en el suelo.
 
-Hello... Sorry for the water... -dice tímidamente en un inglés perfecto con fuerte acento escocés.
 
William reconoce al intruso: se trata de Cole Campbell, que ha visitado anteriormente al embajador. El recién llegado se explica en inglés:
 
-Después de toda la inundación quise visitar a Su Excelencia el Embajador para asegurarme de que todos están bien, pero no me ha sido posible hasta ahora, que he conseguido una embarcación. Ya sé que no es un método muy ortodoxo de entrar, pero...
 
-...pero toda la planta baja está inundada y las puertas de entrada inaccessibles, ¡qué me va a contar! -corta el mayordomo. ¿Y ha tenido que entrar precisamente por aquí, por el despacho de Su Excelencia, con todas las ventanas que hay en el primer piso?
 
-Bueno, un amigo me prestó su barca, y es la primera ventana que vi accesible. No sabía qué ventana habrían habilitado como "puerta principal"... -y aquí hizo un gesto irónico.
 
-Ya... Esto es un buen caos. Me recuerda a las inundaciones del Támesis. Bueno, le acompañaré a presencia de Su Excelencia. Tenga la amabilidad de seguirme.
 
Al cabo de un rato y un par de whiskies, en una surrealista escena, Lord Stewart y William acompañan a Cole Campbell de vuelta a la ventana donde había amarrado el bote, y el mayordomo le ayuda a subir al mismo desde la ventana, tras lo cual el hombretón saluda educadamente y se aleja remando, mientras los dos hombres lo contemplan alejarse en el horizonte dejando una pequeña estela en la superficie del agua.
 * * * 
Afortunadamente, le Théatre Royale se encuentra en una zona que no se ha visto afectada por las inundaciones. Esto ha permitido que el estreno de "Le Dragon d'Aquitanie", obra escrita por Hércule Delaveau en honor de Alexandre de l'Oie, haya podido estrenarse según lo previsto. La obra había levantado grandes expectativas, y se reservaron hasta cuatro palcos para el estreno: en uno se encontraban Alain De La Débacle, Gamin de la Chaussée con Ingrid Svensson y monsieur Picard con Daphée Bourtagre; en el segundo, André du Guerrier, que se lo reservó para pasar una velada realmente sin distracciones; en el tercero, Charles Batz-Castelmore con Magdalène Vien, Renné Gade con Eléonor d'Yberville y le comte de Dusel con Anne Lefèvre; y por último, Léo Hardy le Castel, Marcel du Calais y Thibaut Cul-de-sac. En la platea pudimos ver a monsieur Nienau con Élise Leclerc y Hércule Delaveau con Anne Gramme. Y en efecto, la obra no defraudó: resultó emocionante y entretenida, provocando comentarios muy favorables y siendo incluso del agrado de Su Majestad. Pasamos a resumirla brevemente:
 
Acto I: El Dragón de Aquitania
 
París, 1650, Alexandre de l'Oie, joven y valiente, se alista como capitán en la Brigada Montada y es asignado a la Guardia de Dragones. Pronto se ve inmerso en los eventos que marcarán su destino. Participa en un torneo de esgrima donde su combate, aunque breve, le deja una herida en el hombro. La victoria es esquiva, pero su determinación es inquebrantable. El acto termina cuando organiza una reunión en el prestigioso club de Les Chasseurs, donde se establece como una figura influyente dentro de la alta sociedad de París.
 
Acto II: La Vida Social de un Caballero
 
El segundo acto comienza con un duelo contra un caballero enmascarado, y aunque no vence el combate, su pericia con el rapier es excelente. Tras ello, el joven Alexandre se adentra aún más en la vida social y militar de París. A continuación la acción se traslada al frente, donde Alexandre se encuentra en el campo de batalla durante una misión de rescate, consolidando su reputación como un hombre de acción y valentía. Y a su regreso a París y a pesar de los desafíos en el frente, Alexandre se mantiene presente en la vida social parisina, participando en múltiples fiestas y eventos, donde se encuentra con figuras importantes.
 
Acto III: El ascenso del Dragón
 
Alexandre decide llevar a cabo una redada contra los delincuentes en los barrios más sórdidos de París, mostrando una vez más su arrojo frente a cualquier peligro que aceche a Francia. Tras ello, vuelve al frente donde participa en el sitio de Requesens. Durante las escaramuzas, demuestra una gran habilidad y valentía, lo que le vale una mención en la Orden.
 
Acto IV: La Toma de Mardyk
 
1657, Alexandre está en su punto máximo como caballero y líder militar. El acto transcurre en una fiesta donde se relatan los actos militares más importantes de la última campaña, protagonizados por el propio Alexandre:
 
- La batalla por el fuerte de Mardyk, donde Alexandre lidera una carga con valentía, derrotando a los enemigos y capturando los cañones españoles. Su liderazgo y audacia fueron esenciales en la victoria.
 
- El intento de rescate del Ministro de Estado, del dramaturgo Hércule Delaveau (¡interpretado por él mismo durante el estreno!) y otros prisioneros, que si bien parecía un fracaso propició la fuga de los mismos.
 
Tras ello, Alexandre se retira a sus aposentos y se acuesta en la cama, sabiendo que ha alcanzado una gloria reservada a pocos y una camaradería y amistad bien merecidas.
 
El telón cae sobre la escena.
 * * * Segunda semana 
Del diario de Alain de la Débacle:
14 de marzo de 1658. La degustación de Calvados en La Garde Montante ha sido todo un éxito. He podido conocer personalmente a Monsieur Campbell,(¿qué demonios les dan las amas de cría a los niños escoceses para que resulten hombretones como Campbell?), a Monsieur de Laderoute (habrá algún lejano parentesco entre los de Laderoute y los de La Débâcle, digo yo), a fray fray Marcel du Calais, un páter cristiano donde los haya, y a monsieur Cornamusa, con quien había intercambiado mensajes sobre temas musicales. Cuando el Calvados había ya roto barreras, monsieur Cornamusa sacó su viola de catorce cuerdas y yo mi recién comprado laúd y atacamos juntos algunas alegres tonadillas, entre ellas Il Metamorfosi Musicale de Banchieri. Me sorprendió la capacidad de monsieur Cornamusa para improvisar una segunda voz en sextas sobre una pequeña improvisación en mi menor que yo estaba desarrollando; ¡qué no sabrá hacer este hombre! Por cierto que me llamó la atención una tórtola aparentemente amaestrada que se pasó toda la velada durmiendo sobre su sombrero. * * * 
Mientras tanto, en L'Epée D'Or tenía lugar la habitual reunión de la Comisión de Artes Escénicas, que cada vez más toma el cariz de un evento social. Además, este mes se celebró un baile y cena posterior, orquestados por Charles Batz-Castelmore, para celebrar el estreno de la obra de Delaveau. A destacar el hidromiel que trajo Nienau, dulce y de sabor a milflores pero de alta graduación, cosa que lo convertía en una bebida, según palabras de Gamin de la Chaussée, "sumamente traidora, por lo cual debo observarla de cerca" (y aquí se sirvió otra copa). Además de los ya mencionados y sus respectivas damas, asistieron le comte de Rouen, Thibault Cul-de-Sac, Hércule Delaveau con Anne Gramme, Jean-Luc Picard con Daphée Bourtagre, Le comte de Gade con Eléonor d'Yberville y le comte de Dusel con Anne Lefèvre.
 * * * Tercera semana 
La tercera semana tuvo lugar la Misa de Difuntos por los caídos en campaña. Asistieron entre otros De la Débacle, De La Croix, Hermeto Cornamusa y Phillipe Le Clothes Du Lacoste. Le comte de Dusel se excusó ya que estaba inmerso en la preparación de su inminente boda, pero envió un hermoso adorno floral: apareció su criado Fripouille cargado con la enorme corona, adornada con una ancha cinta en la que se podía leer: "Con todo mi pesar y amor a la Cité de París. Tessier Dusel." Tras depositarla en el altar, el criado se acercó al púlpito y depositó en el cepillo una bolsa con monedas. Después, se acercó a fray Marcel y le susurró algo al oído, a lo que el cura respondió con una leve inclinación de cabeza.
 
fray Marcel ofició el acto con gran solemnidad, recordando a todos los caídos por Francia sin distinción de donde sirvieran, de su grado de nobleza ni del origen de su familia. En la homilía recalcó la igualdad de todos los hombres ante la muerte y en el recuerdo. Tras la misa, Hermeto Cornamusa interpretó "Lux Aeterna" con su viola de catorce cuerdas. Alain De La Débacle y Christian De La Croix se intercambiaron alguna mirada feroz, pero al estar en la iglesia la cosa no pasó de ahí.
 
Del diario de Alain de la Débacle:
21 de marzo de 1658. Solemne misa de difuntos en la que me he encontrado prácticamente con todos los caballeros que conocí en las dos primeras semanas del mes. También vi a a bastantes más, incluso al Teniente Coronel de La Croix, que ya es mi más querido enemigo regimental (y con quien tarde o temprano tendré que cruzar mi acero). Pero hoy era día para honrar a los caídos. Du Calais nos dio un sermón excelente, aunque un poco largo (yo todavía no había desayunado para poder comulgar y en algún momento mis tripas se unieron al coro de la misa).
 * * * 
Y, como decíamos, le comte de Dusel estaba inmerso en los preparativos de su boda, pero eso no fue impedimento para que sus amigos, capitaneados por Batz-Castelmore, le secuestraran a una fiesta en L'Epée D'Or. Allí los asistentes pudieron disfrutar de comida y bebida abundante, de las divertidas sátiras preparadas por la compañía teatral de Molière, y de un sensual baile llevado a cabo por un grupo de bailarinas. Además de Charles Batz-Castelmore que organizó todo, asistieron monsieur Nienau, el Barón de Broglie, de la Chaussée, Hércule Delaveau, monsieur Picard, Gade y obviamente el novio. Monsieur Nienau aprovechó la ocasión para regalarle una daga de asalto, "un regalo más decorativo que práctico", según sus propias palabras.
 * * * 
El viejo sargento de la Guardia del Cardenal lanzó un suspiro. Realmente no comprendía por qué el Mayor insistía en cepillar personalmente a aquel animal. ¡Si lo trataban a cuerpo de rey! Pero efectivamente, en el rincón al fondo del establo de la Guardia podía verse a du Guerrier cepillando una figura demasiado rechoncha como para ser un caballo, y además hablándole en voz queda. El sargento sólo alcanzó a captar palabras sueltas y alguna frase breve como "Pues sí, Malherbe, así son las cosas y así te las cuento".
 * * * Cuarta semana 
El Ministro de Exteriores revisó todos los papeles que se encontraban debidamente ordenados encima de la mesa, con las copias en francés y en inglés, además de que los tinteros estuvieran rellenos y las plumas dispuestas. Esta última labor era más apropiada para su ayuda de cámara, pero el Ministro estaba tan nervioso, por ser su primer acto oficial de envergadura, que prefirió hacer las oportunas comprobaciones personalmente. Y varias veces, por cierto. La firma de la renovación del que quizás fuera, a su juicio, el tratado más importante de los últimos años, no debía ser arruinada por una fruslería tal como que se quedaran sin tinta. Bastantes retrasos e incomodidades habían sufrido ya por el inesperado desbordamiento del Sena.
 
-¡Oh! Seguro que mi predecesor en el cargo, Le Comte de Dusel, no estaría tan excitado como lo estoy yo ahora, monsieur François.
 
El ayuda de cámara gesticuló indiferente, sin afirmar ni negar, no fuera que la tomara con él. Al poco, un mayordomo abrió las puertas de la sala y anunció la llegada de Lord Thomas Steward quien, como era habitual en él, recorrió la distancia hasta la mesa con un caminar distante y frívolo, como si estuviera allí de paso y no atendiendo los más altos asuntos de Estado. Saludó lo justo que marcaba el protocolo, sin emoción, y se acercó al lado de la mesa donde se encontraba el Ministro, para poder leer bien los documentos que estaba a punto de rubricar. Repasó los textos del tratado con suma lentitud, comprobando que cada párrafo era idéntico en ambos idiomas y en todas las copias, y que se correspondía con lo acordado previamente.
 
-Indeed. Shall we proceed with the formalities?
 
-Je suis d'accord. Passons maintenant aux formalités.
 
(Los dos hombres continuaron hablando cada uno en su respectivo idioma durante toda la reunión, prescindiendo de los intérpretes que marca el protocolo, aunque en aras de la claridad a partir de aquí traduciremos su diálogo).
 
Los diplomáticos de Inglaterra y Francia se pusieron a firmar los documentos y a estampar sus sellos en las diversas copias. De tanto leer los documentos y la hoja final, se le quedó grabada la última frase en la memoria:
 
«Tratado, acordado y concluido en París entre los Embajadores de Lord Oliver Cromwell, Protector, y los Comisarios del Cristianísimo Rey Luis XIV de Francia, el día veintitrés de marzo de mil seiscientos cincuenta y ocho».
 
Finalizado el acto, Lord Thomas Steward depositó la pluma en la mesa, guardó las copias que le correspondía en un cartapacio y se despidió del Ministro, no sin esbozar una enigmática sonrisa que rompió la impasibilidad de su rostro.
 
-Tengo el honor de despedirme de Vuestra Excelencia, con la certeza de mi más profundo respeto y consideración.
-Monsieur, soy su más humilde servidor- respondió el francés con suma cortesía.
 
El embajador se marchó por donde había venido y el Ministro relajó los hombros, aliviado. Se acercó al ventanal para ver cómo se subía a su carruaje, ayudado por algunos de sus criados.
 
-Como me desconcierta este inglés, François. Prefería antes batirme con un teutón que me sacara una cabeza que volver a tener que cruzar dos palabras con Lord Steward. Bien, recoja los documentos y acudamos a nuestra audiencia con Su Majestad.
 
Los dos hombres abandonaron la sala.
 * * * 
En Les Chasseurs, Hermeto Cornamusa entrecierra los ojos y piensa: "Tal vez me he achispado un poquito más de la cuenta". No hay otra manera de aguantar el tipo ante la interminable serie de historias castrenses, con el fin de soportar estoicamente, uno tras otro, los relatos de las hazañas bélicas que monopolizan el tema de conversación, tratándose como se trata de Christian, Bernille, Léo Hardy y Thibaut Cul-de-sac, los cuatro unos aburridos que cuando se juntan solo saben contarse batallitas. Además, el aguamiel de Bernille entra tan bien... Y por si eso fuera poco, la caja de vino que ha enviado Le comte de Gade a modo de excusa por no poder venir.
 
En un momento dado, Hermeto Cornamusa saca a danzar de nuevo su viola d'amore y va improvisando una balada, mesa por mesa, a modo de despedida. Hermeto le pone a Christian una flor de cardo borriquero en el ojal de la casaca a la altura del corazón, mientras le dice:
 
-Aunque sentenciéis lo contrario, mi querido Christian... El amor no es una cosa tan horrible.
 
-¿Y qué cosa es pues, tan maravillosa según vos, mi querido Hermeto? -replicó Christian.
 
Hermeto se fue del club muy sonriente, con los ojos medio cerrados y la parsimonia de un perezoso, pero sin responder a la pregunta.
 
"¿Qué es el amor sino un espejo en el que podemos ver quiénes somos en nuestro interior?", rumiaba abstraído en el viaje de regreso.
 * * * 
La ceremonia que se celebró en la iglesia de St Germain des Prés fue tan discreta como emotiva. Los carruajes de invitados se detenían ante la iglesia y tras bajar de ellos, con las oportunas indicaciones del criado Fripouille, se dirigían vacíos a la entrada del palacete Dusel, para esperar instrucciones.
El criado sudaba profusamente, embutido en una librea demasiado ajustada a su fornido cuerpo, yendo de un lado para otro y coordinando la llegada de los asistentes a la boda.
 
Estaban presentes los integrantes del Gobierno de Su Majestad. El Comte de Rouen junto con Mlle. Hagopian, el Viscomte de Gade con su esposa Eléonor, el Barón de Broglie y Mlle. Lagaine, el Chevalier d’Honneur de la Chaussée con Mlle. Svensson y el Barón de Castelmore como padrino del novio, acompañado de Mlle. Vien.
 
La boda entre la señorita Anne Lefèvre y el Comte de Dusel fue sobria, pero cargada de momentos conmovedores, como la lluvia de pétalos de rosas blancas que cayó sobre los recién casados cuando se disponían a salir de la iglesia, donde ya esperaba la carroza que los llevaría hasta el palacete, gracias a la dedicada intervención de Fripouille, que iba coordinando la llegada del resto de carruajes para la recogida de invitados.
 
La recepción posterior se llevó a cabo en el palacete Dusel, con un banquete en el que no faltaron pescados y carnes, así con una gran variedad de digestivos para la sobremesa que se sirvieron bajo una carpa en los jardines. Y aquí fue cuando empezaron a aparecer distintos regalos: Charles Batz-Castelmore les regaló un par de mecedoras de la mejor calidad a juego con una mesa de caoba finamente trabajada y tallada jugando con las iniciales de ambos, y un juego de infusión con tazas de plata con sus iniciales también; todo ello se lo encontraron ya colocado en uno de los salones del palacete, gracias a la colaboración del incansable Fripouille, quien también colaboró en la espectacular decoración sorpresa que encargó el mismo Batz-Castelmore, a base de rosas rojas y amarillas. Le comte de Gade por su parte regaló un dosel con el emblema de los Mosqueteros del Rey.
 * * * 
Gamin de la Chausée parecía algo inquieto, tanto en la boda del Comte de Dusel como en la recepción que se celebró luego en su palacete. En un momento dado, con la excusa de dar un paseo por los jardines, se dirigió a la verja de salida donde le esperaba una sección de la Guardia de la Vieja Ciudad junto a un carromato cerrado. Estuvo hablando con ellos durante varios minutos, dando instrucciones. De regreso a la recepción, estuvo alternando distraídamente con todos los invitados sin dejar de vigilar discretamente a uno en particular. Al finalizar la celebración, los invitados empezaron a despedirse. El primero en marchar fue el Barón de Broglie acompañado de Claire Lagaine. Al poco rato el Viscomte de Gade, con su esposa Eléonor, se despedían también de los invitados, empezando por Gamin de la Chaussée que estaba junto a ellos, hablando con Ingrid. Mientras Renné agradecía la hospitalidad a los anfritiones, el Teniente General de la policía salió discretamente del palacete y se dirigió con premura a la salida. Cuando la carroza del Viscomte de Gade franqueó la verja del palacete, se encontró con la calle bloqueada por la Vieja Guardia y el carromato. El Teniente General de la Policía, que estaba al frente del dispositivo anunció en voz alta:
 
-¡VISCOMTE DE GADE, QUEDÁIS ARRESTADO POR TRAICIÓN A LA CORONA! ¡GUARDIAS, APRESEN AL TRAIDOR!
 
El sorprendido Viscomte de Gade fue inmediatamente custodiado por dos guardias que subieron con él al interior del carromato poniendo rumbo a la Bastilla con una escolta de cuatro guardias a caballo. El Teniente General de la Policía ordenó a los otros dos guardias montados que escoltaran la carroza con la Viscomtesse, en estado de shock, hasta su palacete.
 * * * EL CABALLERO DEL MES El título de Caballero del mes corresponde a:Hermeto Cornamusa
Por su intento de evitar la inundación de París.
 EL PATÁN DEL MES El título de Patán del mes corresponde a:Eugnace-Michel de Laderoute
Como es tradicional, se concede el título de Patán del Mes a quien se despista y envía el turno a la lista pública en lugar de enviarlo en privado.
 * * * NOMBRAMIENTOS HABIDOS ESTE MES 
Christian De La Croix ha sido nombrado Aide de chambre de Mariscal (M12)Alain Derrengué ha sido nombrado Subalterno de los Marines Reales
Cole Campbell ha sido nombrado Mayor de la Guardia de Dragones
 * * * ANUNCIOS DE PRESENTACIONES A CARGOS 
André du Guerrier anuncia que se presentará a Mayor de la Brigada de Guardias (M15A)Charles Batz-Castelmore anuncia que se presentará a Mayor de la Brigada de Guardias (M15A)Jean-Luc Picard anuncia que se presentará a Mayor de la Brigada de Guardias (M15A)Léo Hardy le Castel anuncia que se presentará a Mayor de la Brigada de Guardias (M15A)Tessier Dusel anuncia que se presentará a Mayor de la Brigada de Guardias (M15A)Alain de la Débâcle anuncia que se presentará a Mayor de la Brigada de Dragones (M15D)Cael de Rouen anuncia que se presentará a Mando de la 4ª División (M07D)
 * * * CARGOS PARA EL MES DE ABRIL
| Cargo | Requisitos | N.S. mínimo | Quién nombra | 
|---|
 | Jefes de División | Tte.General o superior | 8 | Aide General |  | Aides de Ejercito | Coronel | 5 | Jefes Ejércitos |  | Mayores de Brigada | Mayor | 3 | Jefes Brigadas |  | Quartermasters | Brigadier General | 6 | Jefes Ejércitos |  | Administrador diocesano | Obispo | 12 | Cardenal |    CARGOS PARA EL MES DE MAYO
| Cargo | Requisitos | N.S. mínimo | Quién nombra | 
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 | Aides de Division | Teniente Coronel | 4 | Jefes Divisiones |  | Ayte. del Cardenal | Obispo | 12 | Cardenal |  * * * AGRADECIMIENTOS 
A José, por los extractos del diario de Alain de la Débacle.A Hermeto, por la interesante descripción de la maquinaria de drenaje y de su aplicación.A Elías, por la descripción del asalto a Léo Hardy le Castel.A Fernando, por el argumento de Le Dragon d'Aquitanie.A Luis, por los fragmentos para las cuatro semanas pero sobre todo por la descripción de la boda del comte de Dusel.A Marc, por el fragmento de la detención de Renné Gade....y a todos los demás que en el turno me habéis puesto notas, frases y párrafos breves que me han dado ideas para la crónica. ¡Estos detallitos me resultan muy útiles! * * * NOTAS DE LOS REALES SECRETARIOS 
Sobre el tema de los Agradecimientos, me gusta dar crédito a quien me envía contribuciones a la crónica, y además creo que es necesario. Sin embargo, hay gente que  prefiere permanecer en el anonimato, y no siempre recuerdo quiénes. Alguna vez se me ha pasado el detalle y he mencionado al autor sin querer. Si os parece bien, a partir del próximo turno mencionaré al personaje, no al jugador. Si sabéis quién es, ya sabréis quién es el autor. Si no... conservaremos el anonimato. La pega de esto es que fragmentos que estén relacionados con meses anteriores podrían delatar al autor (por ejemplo, si este mes digo "Gracias a Paco por el fragmento del duelo" y al mes siguiente digo "Gracias a Pierre de Champignon por el fragmento de la recuperación tras el duelo", todo el mundo sabrá que Paco es Pierre de Champignon). En fin... mejor discutirlo en la lista de correo, ¿no os parece? ¡Esperamos opiniones!
   Otra cosa: Aunque lo normal sería que la fecha límite del próximo turno fuese el 2 de mayo, por problemas de agenda no podremos procesar el turno hasta el día 10, así que la hemos fijado una semana más tarde, el día 9 de mayo. Lo comentamos por si alguien había visto la fecha de 2 de mayo en la web: tenéis una semana más para conspirar 😉
 * * * FECHA LÍMITE PARA EL PRÓXIMO TURNO El plazo de entrega del próximo turno finaliza el viernes, 9 de mayo de 2025, a la medianoche (hora española peninsular). ¡Hasta pronto! 
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