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REAL CRÓNICA DE ENERO DE 1657
(Número 368)

¿Quién se atreverá con el Maligno?
François Lampourde

GACETA MILITAR

No mucho que contar sobre la actividad en el frente este mes. De hecho, las intensas nevadas y el viento racheado han hecho imposible cualquier tipo de ataque por parte de ninguno de los dos bandos. Las tropas simplemente pasan el invierno resistiendo el frío de la mejor manera posible, y no parece que la situación vaya a desencallarse pronto.

ECOS DE SOCIEDAD

Primera semana

Sin ninguna duda, la noticia de la primera semana ha sido el estreno de la obra Fray Perico y su borrico, de monsieur Hércule Delaveau, en el Théatre Royale. Poco hablaremos de la obra en sí, ya que monsieur Delaveau tuvo la deferencia de remitirnos el libreto completo para disfrute del tout Paris. Hay que decir que, al recibirlo, el Segundo Secretario empezó a leer el texto en voz alta en nuestro taller de imprenta, y monsieur Chatgepeté, uno de nuestros valorados cajistas dotado además de indubable talento artístico, sintió despertar su inspiración al escuchar la lectura y realizó unos dibujos para amenizarlo.

Helo aquí:

F  R  A  Y     P  E  R  I  C  O     Y     S  U     B  O  R  R  I  C  O  

Drama satírico en siete actos

Acto I: El Milagro de San Francisco.
Cuenta los orígenes de Marlborho (el borrico). Fray Perico, el miembro más reciente de un monasterio franciscano, compra a un borrico, llamado Calcetín, a unos comerciantes... Pero resulta engañado y el pobre burro es flojo y está enfermo. El abad se entera y expulsa a Fray Perico, que había gastado la última colecta en el burro, pensando que iba a ayudar a las tareas cotidianas del monasterio. Antes de irse, pasa la noche rezando a la estatua de San Francisco y por la mañana al partir se da cuenta de que el burro no sólo se ha curado, sino que parece tener la fuerza de diez de sus congéneres. El abad intenta que se queden, pero Fray Perico decide ir a París, en busca de aquéllos a los que Malborho (el nuevo nombre del borrico) y él puedan ayudar.

Acto II: Señales Divinas.
El fraile y el borrico llegan a París, con un monólogo lleno de milagros que Perico le cuenta a Malborho. El borrico le replica con diferentes rebuznos más largos, cortos o rápidos en respuesta a cada historia o invención del fraile. Llegando a París, un cometa cruzará el cielo, aunque los espectadores podrán ver los espejos que transportan unos criados y que parecen ser el origen de los reflejos del cielo, causando la exaltación de Perico y los rebuznos de Malborho. Perico se acerca al lugar donde cree que el cometa ha caído a tierra, aunque el fuego parece causado por una hoguera mal apagada de una acampada romántica. En el claro acontecen varias escenas: un palo misterioso al que fray Perico se empeña en llamar "La Espada de Dios" y que entrega al caballero del Agua con solemnidad y hablando de una Bestia que será necesario erradicar. Y por otro lado, el encuentro con Monseiur Guerrillero con quien se cruza palabras y una conversación mientras llueven sapos por el escenario... Por desgracia el público poco puede escuchar por los ruidos y rebuznos de Malborho mientras caza y come los sapos que caen del cielo.

Acto III: La Marca de la Bestia.
Fray Perico entra a París y acude a conocer al religioso más reconocido actualmente en la capital, el Abad Torete. En la Plaza, aparecen en diversas escenas peculiares personajes: El Abad, encerrado en su Iglesia y que no abre la puerta a nadie. El Gobernador Militar de París, el Barón Roedor que mira hacia todos los sitios a excepción del lugar donde está el personaje de la Bestia. La Bestia, con cuernos, joroba, parche en el ojo, pata de palo, y un taparrabos. La Cabeza Parlante, en el centro del escenario. Que sólo grita: "¡Soy un Guardia Real! ¡Guardia Real!" y "¡Yo mataré a la Bestia! ¡La Bestia mataré!" Fray Perico va dando tumbos a lomos de Malborho: del Abad (que le cierra las puertas en las narices) al Gobernador Militar (que siempre mira hacia otro lado) y a la cabeza parlante (a la que le da patadas al pasar sin querer y a la que anima a la caza).

Acto IV: Funeral en el Frente.
El escenario se torna con colores de luto, y Malborho tira de una carreta donde Fray Perico, el caballero del Agua (con su espada divina) y una bella dama, van de viaje al Frente. Durante el viaje, lleno de baches de los que Malborho avisa con un buen rebuzno, Fray Perico va contándoles a sus compañeros de viaje las conversaciones que tiene con el burro, comenzando con el milagroso hallazgo de Malborho: San Francisco se le apareció y le indicó el lugar donde encontrar al burro, una granja destrozada, quemada y asolada con un campo de trigo que Malborho seguía trillando a pesar de no tener guía alguno. El resto de disparatadas historias son largas para presentarlas en este resumen de la obra. El acto cierra con el Funeral de un Mosquetero, el Barón de Fuá, al que acuden todos los personajes que han aparecido en la obra (excepto la Bestia, claro) y le rinden un homenaje silencioso al cuerpo del soldado caído.

Acto V. Terror en la Abadía.
El acto presenta al Abad Torete acompañando a Fray Perico al interior de la abadía, mientras Malborho tiene que quedarse fuera. Durante todo el acto se ve al burro nervioso y rebuznando cada vez que un peligro acecha. Dentro de la abadía, en lo que parece un salón o una cocina, un grupo de soldados revisan una y otra vez los recovecos del recinto. En las sombras, un diablo con cuernos aparece detrás de alguno de los soldados y cuando parece que vaya a acabar con uno, un rebuzno de Malborho lo salva. La conversación entre Fray Perico y el Abad versa sobre el Señor y que nada han de temer en Su casa. Tras cinco o seis actos cómicos de intentos de acabar con los soldados, el demonio aparece portando una espada de fuego, todo vestido de rojo y con sus cuernos y rabo. Los soldados caen de culo, el Abad grita y Fray Perico levanta sus faldas y sale corriendo. Instantes de tensión se palpan en escena mientras el demonio amenaza a los soldados y al propio Abad Torete. De pronto, como Scaramouche o un ángel caído del cielo, Fray Perico vuelve a escena. Se balancea en una lámpara del techo, golpea y derriba al demonio con sus piernas, y termina subido en él, una pierna en el pecho y otra en la cabeza, con gesto triunfante: los brazos en jarras y la mirada al cielo. De pronto se da cuenta, recoge la espada flamígera y la levanta gritando: "¡YO TENGO EL PODER!". Y Malborho rebuzna de nuevo.

Acto VI. Et In Arcadia Ego.
Monseiur Guerrillero atraviesa un bosque y se encuentra de frente a fray Perico, quien parece más ágil que de costumbre, como si la acción con el demonio le hubiera despertado recuerdos de juventud. Un intercambio de pareceres, donde fray Perico aboga por no necesitar nada que la naturaleza no provea (incluído el hidromiel) mientras que monsieur Guerrillero le replica con otros placeres como el tabaco (en pipa). Monseiur Guerrillero habla de un duelo de honor que le es reclamado, a lo que fray Perico le dice que debe evitarlo, pues va en contra de los designios divinos y "que sus labios no probarán pastel ni néctar alguno mientras no desista de tal locura".
Durante el acto, Malborho come hierba en un apartado, como distraído, como si en ese paraíso terrenal ningún mal acechara.

Acto VII. Duelo en el Jardín del Edén.
El Barón de la Trucha se enfrenta en duelo singular a Monseiur Guerrillero, a orillas del Sena. Fray Perico grita en la otra punta del escenario "¡Parad insensatos!" mientras se sube a un árbol, con tan mala fortuna que la escalera que ha utilizado se cae. Mientras, los duelistas comienzan a realizarse obsequios mutuos: un vino de Marsella, unas ostras de Cancales, un queso de Roquefort, unas croquetas de vete a saber dónde... Los padrinos sacan un mantel y comienzan un picnic. Con un rebuzno de alegría, Malborho se une al banquete, meneando feliz el rabo. Fray Perico, maldiciendo su mala suerte, intenta bajar sin éxito, mientras su estómago ruge viendo y oliendo los manjares expuestos. Grita para recibir ayuda, pero cada grito queda ahogado por un rebuzno de Malborho. La Guardia Vieja de la Ciudad interrumpe el acto y desaloja el lugar, sin percatarse de fray Perico. Pasan las horas y al caer la noche, Malborho termina coceando el árbol y fray Perico cae, inconsciente, al suelo.

F  I  N

En cuanto a la asistencia, fue numerosa: André du Guerrier con Christine Daé y Charles Batz-Castelmore con Magdalène Vien ocuparon uno de los palcos, acompañados por Laurélie Hagopian; también Jean Duprey y Adèle Féraut ocuparon un palco. Destacada fue la ausencia de Cael de Rouen, un habitual de los estrenos que en esta ocasión no pudo asistir por encontrarse ocupado preparando su candidatura a Ministro de Estado. En otro palco pudimos ver a Alexandre de l'Oie y a Damien Moreau con Isabel d'Artois; éstos acompañaban a François Lampourde quien, apoyándose en un bastón y con la mirada perdida en el vacío, no quiso perderse el estreno pese a haber perdido la vista, confiando en Isabel d'Artois para que le fuese describiendo las escenas. Durante un momento el acadiano se perdió entre la multitud, y quiso el Destino que se confundiese de palco y entrase en el de Tessier Dusel, que se encontraba acompañado de Georgette d'Avignon. Habían invitado también a Anne Grame y a Hércule Delaveau si tenía un momento de reposo en el estreno de su obra, pero éste invitó a la joven Anne a visitar los bastidores del teatro y ver la obra "desde dentro", con la oportunidad de saber cómo son los entresijos de una producción teatral, con lo que la pareja se quedó sola. La sorpresa al ver irrumpir a François Lampourde fue mayúscula, pero bastó un carraspeo de le baron de Dusel para que el recién llegado reconociese que la voz no era de ninguno de sus amigos y se deshiciese en disculpas. Tanto se atribuló que se le cayó el bastón al suelo, y mientras daba tentones para encontrarlo, el gascón lo recogió y se lo entregó. "¡Sois un angelote resplandeciente de amabilidad y dulzura, hermano!", agradeció el invidente. Tras lo cual, saludando torpemente otra vez, dio media vuelta y se dirigió, palpando la pared, esta vez sí hacia su palco.

Aparte de los ya mencionados, en la platea se pudo ver a Bernille Nienau, Phillipe Le Clothes Du Lacoste, Eugnace-Michel de Laderoute con Violette Fablet y Renné Gade con Eléonor d'Yberville, y entre los muy pocos que no asistieron al sonado estreno podemos contar a Francesco Maria Broglia y Jean-Luc Picard, que prefirieron llevar a sus respectivas damas a Les Chasseurs.

* * *

Segunda semana

Ya bien pasadas las horas del atardecer, un caballero y una dama pasan el tiempo juntos esperando que el frío de París quede más allá de las puertas de Philippe Le Rouge. Varias botellas de vino sobre la mesa esperan a que la improvisada 'troupe' que está por llegar se anime a dar cuenta de ellas. La chimenea del salón Rouge (de Philippe) baña la estancia, luchando por adelantar la primavera adentro, aunque sea por poco tiempo.


Enseguida aparece François Lampourde tiritando (rojo como un tomate francés del frío) en su porte ligero y habitual, con un compuesto y abrigado Monsieur Alexandre de l'Oie; Monsieurs Bernille Nienau y Damien Moreau entrar un rato después, en conversación animada y arrebujados en sus chaquetas de invierno.


Le Viscomte aparece finalmente con aire más elegante, llevando a una interesante colección de vinos de su tierra natal bajo su brazo. Jarras de vino caliente empiezan a circular por la mesa mientras damas y caballeros conversan animadamente de lo último en París. Tras un rato y desterrar el frío, las botellas empiezan a bailar con alegría.


El profesor De Ladéroute sirvió generosamente el vino, mientras comentaba:


-Querido hermano François, ¿qué tal está yendo la recuperación? No me diga que sigue dando tumbos por ahí y por allá con un bastón... ¡No solo de rezos vive el hombre! Ahora que ha tenido tiempo para recuperarse me imagino que no volverá a subirse a un árbol en mucho tiempo -observó el profesor con gesto divertido, al tiempo que alzaba su copa-. Este brindis os lo dedico a vos, para que los árboles puedan quedar tranquilos, que los caballeros no acaben ensartados como aceitunas y...¡que circule el vino caliente! ¡¡¡que no falte!!!


Tras el brindis, Alexandre de l'Oie, que estaba sentado a la izquierda de Violette Fablet, se incorporó cuan largo es el caballero y, dirigiéndose primeramente a la dama del anfitrión y después al resto de los presentes, dijo estas sentidas palabras:


-Noble Dama, mis buenos y queridos caballeros, permitidme expresar primero el enorme placer que me supone estar aquí reunido con tan magníficas personas. También quiero felicitar a nuestro anfitrión por la gran idea de reunirnos a todos al abrigo del frio y la soledad que se agazapan por todas las esquinas de París en estas fechas.


Dicho lo cual, quiero compartir estas botellas que he traído de una excepcional añada, resultado de los viñedos de mi familia y del sol de mi tierra. Sí que al hermano Françoise le son especialmente caras. Y, como no, teniéndolo aquí a nuestro lado, no puedo menos que preguntarle las razones del extraño desvarío que de el se apoderó hace tan sólo un par de meses, cuando, ni corto ni perezoso, se subió a un alto árbol y allí permaneció días y días. Por Dios, mi buen hermano: ¿os sentisteis por un momento primate? Dada vuestra extraña actitud, nada habría de extrañarme que en el plazo de unos cuantos años algún cientifico se atreviera a afirmar que el hombre proviene del mono. ¿Cuáles fueron pues las razones? Si temíais por vuestra vida no teníais mas que hacérmelo saber y una guardia de mis Dragones de la mayor confianza hubiera velado por vos.


Pero cese ya mi perorata, pues no quiero hacerme cansino y tengo para mas adelante otro tema que hace ya tiempo me quita el sueño. Dejemos al hermano explicarnos tan curioso suceso que, por poco, lo lleva a ver al Altísimo en persona...


El acadiano apuró su copa, se limpió las barbas con la manga de la casaca y, encogiéndose de hombros, les respondió:


-Mes amis, qué puedo decir... Así es, por poco no lo cuento, es muy posible que subestimara las consecuencias de un ayuno tan prolongado... No sabría explicaros las terribles y maravillosas visiones que me visitaron durante el trance, esos últimos días en el viejo roble sagrado estuve cerca de perder la poca cordura que me quedaba. Una densa niebla, coloreada aquí y allá por destellos de luz en los que intuyo formas etéreas vestidas con brillantes aureolas, ciega mis ojos al mundo. Puede decirse que ahora veo ángeles cuando os miro. Sin embargo aún necesito el bastón, y mientras mi extraña condición perdure aún dependeré en gran medida de la cariñosa ayuda que mis queridos hermanos y hermanas me ofrecen a diario, y que acepto de mil amores pues es la voluntad del Divino Inefable.... ¡Brindemos por ello!


...Por lo demás, amén de las penurias mencionadas, era feliz en mi rama -continuó divagando Lampourde-. La afición a subirme a los árboles me viene de muy joven. Que dos hombres adultos y tan respetables se comportaran como niños conmovió mi espíritu, transportándome de regreso a mi más tierna infancia. Por eso lo hice.


No llegó la sangre al río, por ventura... No temía por mí, pese a los aldabonazos de esa supuesta Orden del Temple, de la que no hemos vuelto a saber, si es que estáis pensando en ellos. Os confieso que esperaba que dieran la cara y se presentaran en Saint Honoré, esa fue la otra razón que tenía para exponerme y averiguar si acaso las amenazas irrisorias estaban huecas después de todo, o es que son más astutos que yo. Ah, mi buen Alexandre, qué duda cabe de que cuento con vos y vuestros valientes Dragones para cuidar de este pobre loco, mas dejemos de hablar de mi, decidme ¿qué asunto agobia de tal modo vuestro corazón de oso, que os niega el necesario descanso del sueño de los justos?


-Hmmm...veo a Monsieur Alexandre algo quedo: ¿un poco más de vino? -intervino el profesor de Ladéroute mientras llenaba la copa del caballero hasta el borde-. Estoy seguro que en cuanto se anime nos contará en mayor detalle su aflicción, y si dado el caso es un asunto económico o de mal de amores está en buena compañía si cabe; daremos cuenta de ello y olvidaremos nuestras penas... Hablando de Dragones... Me temo que he tenido que cambiar de regimiento; ¿Os he contado ya lo que ocurrió hace un par de meses?


Recién incorporado a los Dragones de nuestro Duque Maximiliano de Valois, pude dar cuenta del poco temple de la capitanía, bajo espíritu, mínima sesera y poca sangre -pura horchata- que circula por sus venas. Por decir algo, tienen más sangre las dotaciones de los caballos más machos del regimiento, que ¡todos los cerebros juntos del cuerpo de suboficiales! Después de pedir un ascenso decidí cambiar de regimiento y no puedo estar más feliz ahora mismo. Así que, otro brindis por mi nuevo regimiento. ¡Por los Coraceros de nuestro Dauphin!


-Eugnace, cariño -le suplicó Violette, ruborizada tanto por el trasiego de vino especiado como por las impetuosas palabras de su amado-. ¡¡ten cuidado con el vino, que ya sabes cómo te pones cuando te sube!!


Sin embargo, el vino tuvo el efecto contrario en más de uno, quedando tan callados que no se oyera más que el chasquido de los leños en el fuego por largo rato, acompasado no mucho después por silbidos y resuellos de felicidad cada vez más notorios, hasta que Lampourde pareció volver en si de repente:


- Un momento, hermano... Eso que oigo, ¿es una sinfonía de ronquidos? Paréceme que la conversación está decayendo un poco... El mes pasado os dan plantón y ahora esto, mas no os desmoralicéis querido Eugnace-Michel. Este vinillo es mano de santo contra el frío y tan reconfortante beberlo al calor de la lumbre que no ha de extrañarnos si todos nuestros compañeros han ido sucumbiendo, uno a uno, al amoroso abrazo de Morfeo en la última ronda... Espero que quede alguien despierto para acompañarme a la Cofradía. Mas si nuestro buen hermano Alexandre está echando una cabezadita, dejémosle descansar...


-Oh, no, mi buen hermano, no me estoy durmiendo, estaba meditando sobre las palabras de Ladéroute -replicó el mentado caballero-. Palabras que yo mismo me dije al principio pero deseché. ¿A quien beneficia la Bestia? Tal vez a intereses que están muy por encima nuestro y que la sola intencion de investigar en esta línea puede suponer grandes peligros para los osados. ¿Os fijasteis en la aparición de anónimos y pasquines por las calles haciendo referencia a unos antiguos conjurados: los sapos? ¡En su día el complot atentaba incluso contra la Corona! Pero nuestro Teniente General de la Policía asegura que fueron completamente erradicados. Tal vez si, lo que esta claro es lo peligroso de hurgar en ese avispero. Así que solo queda atrapar viva a la Bestia para poder llegar hasta sus amos...


Alexandre se quedó pensativo, tal vez buscando la mejor manera de proceder en el grave cometido que había descrito, pues el caballero no hablaba de boquilla, pero un momento después decidiría retirar esos pensamientos a un rincón de su conciencia, al menos durante un tiempo, retornando a un tono visiblemente más jovial cuando continúo diciendo así:


-Pero basta ya de preocupaciones y hablemos de temas más distendidos. Sin ir mas lejos, ayer mismo, uno de los oficiales del regimiento me comentaba lo siguiente: El otro día mi novia me dijo "Tras un año saliendo con vos he llegado a la conclusión de que sois un tonto redomado..." A lo que yo le respondí: "¿Habéis tardado todo un año y el tonto soy yo?"


La conversación se vio repentinamente interrumpida por una serie de ronquidos...


- zzzzzZZZzzzz.....


-Jajiajajia... ¿entonces esos ronquidos de dónde vienen? Los escucho justo al otro lado de la mesa...¿es nuestro hermano el vizconde?, juá, nunca es aconsejable mezclar tantos y tan variados caldos, según sean éstos y siendo todos excelentes, como éstos son, mi querido Alexandre... Una lástima, pues me gustaría conocer el criterio de todo un Ministro de Estado sobre la cuestión que planteáis. Una oportunidad de oro... ¡Aunque si lo vieran mis ojos, pensaría que aún sigo delirando en las amorosas ramas del anciano roble de Nuestra Madre!


Damien Moreau, por lo general un joven discreto y reservado, rompió su hermetismo en ese momento.


- Les ruego disculpen mi silencio, soy más del tipo observador que conversador, aunque cuando se me suelta la lengua es difícil detenerme. Además, en estos momentos me encuentro distraído por dilemas internos -les confió en un susurro mientras su dama, Isabel d'Artois, iba a servirse una copa de vino de la última botella junto a la chimenea-. Pues como ya sabéis, el siguiente es el mes del amor. Pero ya que el resto de invitados parecen haber sido llevados por el vino a los brazos de Morfeo, tendré que intervenir.


Así que díganme ¿Qué opinan de este auge que está experimentado la vida social en nuestra querida cité, a pesar de las sombrías máculas que parecen decididas a empañar estos últimos meses? No es increíble como últimamente la gente parece abrir sus brazos a la reunión, sus mentes al arte y su corazones a la generosidad. Todo el mundo parece encontrar un motivo para celebrar encuentros, dramaturgos encuentran inspiración para nuevas obras... Aún si no todas son dignas de alabanza... Y, aunque esté algo mal decirlo como uno de sus impulsores, la relativamente reciente reapertura de la Cofradía de la Caridad a atraído a varios corazones cándidos que se han mantenido apoyando a los más necesitados. Creo que es seguro decir que las luces se están Imponiendo ante las sombras.


-¡Bien dicho! Cada una de esas candelarias en la oscuridad mantiene viva la llama, así como brillan las estrellas en el cielo nocturno sin fin...-sentenció Lampourde- Es hora de irse, no sin antes un último brindis ¡por la Amistad, hija del Amor y el Conocimiento, siempre perennes!


Y así terminó la velada, a las altas horas de la madrugada; damas y caballeros fueron abandonando las puertas del club; con el ánimo templado, los estómagos llenos y botellas vacías. ¿Alguien ha visto al último invitado? Parece que sigue roncando apaciblemente, acomodado en un sofá y cubierto entre tapices, en el salón Rouge. Pero dos de los asistentes aún no daban la fiesta por terminada. Doblaron discretamente la esquina de un callejón y se quedaron solos:

-Tenemos una cuenta pendiente, monsieur De Rouen.

-A vuestra disposición, monsieur De l'Oie.

Tras lo cual desenvainaron, y tuvo lugar un breve cruce de aceros que acabó con el Viscomte de Rouen produciendo un leve rasguño en la muñeca del Chevalier de l'Oie, dando con ello el enfrentamiento por concluido.

* * *

Aparte de la reunión en Phillippe Le Rouge, otra mucho más reducida y selecta tuvo lugar en L'Epée D'Or: el Barón de Broglia acompañó a Su Alteza el Delfín, y ambos se encontraron allí con @Charles Batz-Castelmore, disfrutando los tres de una tranquila velada. Por otra parte, Jacques de la Touché consiguió por fin asistir a ver la obra teatral cuya representación había programado él mismo, cosa que no pudo hacer la primera semana debido a sus múltiples obligaciones. Obviamente acudió acompañado de su esposa Charlotte Pézet.

* * *

Tercera semana

La tercera semana tuvo lugar en L'Epée D'Or una fiesta para celebrar el éxito del estreno teatral de Hércule Delaveau. Al igual que dicho estreno, la fiesta puede ser calificada de multitudinaria. Pudo verse en ella a du Guerrier con Christine Daé, de l'Oie (cargado personalmente con una caja de botellas de vino), Batz-Castelmore con Magdalène Vien, le Viscomte de Rouen con Laurélie Hagopian, el piamontés con Claire Lagaine, Hércule Delaveau con Anne Gramme (parece que el flamante autor teatral no deja a la jovencita ni a sol ni a sombra; ¿habrá romance a la vista?), Renné Gade, y le baron de Dusel, que aún se está recuperando de su herida del último duelo, acompañado de Georgette d'Avignon.

-Bien, monsieur Delaveau -preguntó Gade-. Sería una lástima que vuestro excepcional talento se desperdiciase. ¿Cuándo empezaréis a escribir la siguiente obra?

-La semana que viene -respondió Delaveau sin pestañear-.

Y al ver la cara de sorpresa de su interlocutor, continuó:

-Parece que a la gente le gusta lo que escribo y, con toda la modestia pero como bien decís, sería una lástima desperdiciar eso. No sé cuándo volverá a visitarme la musa de la inspiración, pero cuando lo haga prefiero que me encuentre con la pluma en la mano.

-En tal caso, mon ami -repuso Gade levantando su copa-, dado que ya hemos brindado por el éxito de "Fray Perico y su borrico", ¡brindemos por vuestro próximo éxito!

Y poco más que contar acerca de esta semana: Jean Duprey llevó a Adèle Féraut a Les Chasseurs, Damien Moreau prefirió aprovechar el buen tiempo reinante para pasear por el parque de les Tuileries con Isabel d'Artois, y Lampourde, a pesar de su incapacidad visual, o quizás precisamente a causa de ella, empleó la semana en enseñar a los huérfanos de la Cofradía de la Caridad a cantar algunas canciones de su Acadia natal.

* * *

Cuarta semana

Sentados en un rincón, tras sendos vasos de ron, Moreau y el acadiano conversan. Tienen un semblante grave y preocupado, mientras charlan con voz queda. Aunque el contenido exacto de su conversación no ha trascendido más allá de esa esquina en penumbra que han elegido para beber tranquilos, parece que comentan los rumores que se vienen oyendo últimamente por París: se dice que la última víctima conocida de La Bestia, cuya identitdad no ha sido revelada oficialmente, era un antiguo Teniente General de la Policía.

En ésas estaban cuando llegó monsieur Nienau:

-¿Qué ocurre, mes amis? ¿A qué vienen esas caras tan largas?

-La gente celebra y se regocija, hermano -respondió Lampourde-, pero parecen olvidar que La Bestia todavía anda suelta. Y París anda lleno de rumores sobre ella: es lógico, la gente tiene miedo de ser la próxima víctima.

-Sí, yo también he oído cosas por ahí -dijo Nienau-, pero como llevo poco tiempo en París hay cosas que no entiendo. Por ejemplo, ¿quién es Pierre de la Foignerant? En algunos casos hasta he visto que la gente se santiguaba al hablar de él.

-Nosotros tampoco tenemos mucha información, ya que su historia ocurrió cuando aún vivíamos en Port Royal, pero por lo que hemos oído por ahí parece que fue un criminal que escapó de la muerte en el cadalso vendiendo su alma al Diablo. También hay quien dice que le han dicho que le contaron que le han visto por París hace pocas semanas, y que ahora se hace llamar Messire Reynard.

-Lógica sería entonces la inacción de las autoridades. Si Foignerant goza de la protección del Maligno, ¿quién se atreverá con él?

Un pensativo silencio se adueñó de los tres. Al rato, Lampourde comenzó a canturrear una vieja melodía de los mares del sur que pronto iluminó la expresión de Moreau, que se unió al canto. El primero, cada vez más animado, hasta dio unos pasos de baile mientras cantaban, sus ciegos ojos mirando al vacío, repiqueteando con la punta de su bastón contra las tablas del suelo. Nienau, al no conocer la melodía, se limitó a dar palmadas siguiendo el ritmo.

Parecidas conversaciones tuvieron lugar en L'Epée D'Or, a donde habían acudido el Mayor con Christine Daé, Charles Batz-Castelmore con Magdalène Vien y el normando con Laurélie Hagopian. Las damas comentaban entre susurros los rumores en boga, mientras los caballeros se burlaban de la aprensión de sus amadas por historias que no son más que eso, rumores sin fundamento.

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EL CABALLERO DEL MES

El título de Caballero del mes corresponde a:
 

Eugnace-Michel de Laderoute
Por su caritativa entrega a ayudar a los más necesitados.

EL PATÁN DEL MES

El título de Patán del mes queda:
 

DESIERTO
Por falta de votos suficientes.

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NOMBRAMIENTOS HABIDOS ESTE MES

    • Cael de Rouen ha sido nombrado Ministro de Estado (C01)
    • Jacques de la Touché ha sido nombrado Ministro de la Guerra (C02)

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ANUNCIOS DE PRESENTACIONES A CARGOS

    • Cael de Rouen anuncia que se presentará a Inspector General de Caballería (M03)
    • Charles Batz-Castelmore anuncia que se presentará a Teniente General de la Policía (C09)
    • Francesco Maria Broglia anuncia que se presentará a Auditor General de Finanzas (C07)
    • Francesco Maria Broglia anuncia que se presentará a Ministro de Justicia (C08)
    • Jacques de la Touché anuncia que se presentará a Auditor General de Finanzas (C07)
    • Jacques de la Touché anuncia que se presentará a Teniente General de la Policía (C09)
    • Renné Gade anuncia que se presentará a Auditor General de Finanzas (C07)
    • Renné Gade anuncia que se presentará a Ministro de Justicia (C08)

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CARGOS PARA EL MES DE FEBRERO
CargoRequisitosN.S. mínimoQuién nombra
Ministro de Justicia Brigadier o Baron 8 Min.Estado
Canciller de Finanzas Brigadier o Baron 10 Min.Estado
Tte.Gral. de la Policía Coronel o Chevalier 6 Min.Estado
Maréchal de FranceGeneral o superior 12 Rey
Inspector Gral.Infant. Tte.General o superior 10 Min.Guerra
Inspec.Gral.Caballeria Tte.General o superior 12 Min.Guerra

 

------------ Inicio de la estación de PRIMAVERA ------------


CARGOS PARA EL MES DE MARZO
CargoRequisitosN.S. mínimoQuién nombra
Ministro del Bienestar Brgder. o Baron 10 Min.Estado
Ayudante General General o superior 8 Maréchal France
Jefes de Ejercito General o superior 10 Maréchal France
Aide camara Maréchal Teniente Coronel 6 Maréchal France
General capellán Arzobispo 13 Maréchal France
Jefes de Brigada Brigadier General 6 Inspectores Generales

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AGRADECIMIENTOS

  • A Fernando, por currarse todo el argumento de "Fray Perico y su Borrico" (y de rebote a Joan, por tener la genial ocurrencia de meterlo en ChatGPT "a ver qué salía").
  • A Nacho y sus colaboradores, por la excelente (y larga) escena de la segunda semana en Philippe le Rouge.
  • A Kike por la escena de la cuarta semana en Chasseurs.

NOTAS DE LOS REALES SECRETARIOS

Primer turno del año. Por cierto que el próximo será disputadillo, con tantas presentaciones a cargos. ¡Afilad las influencias!

FECHA LÍMITE PARA EL PRÓXIMO TURNO

El plazo de entrega del próximo turno finaliza el viernes, 1 de marzo de 2024, a la medianoche (hora española peninsular).

¡Hasta pronto!

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