Preux et audacieux: Una partida de En Garde!®por e-mail

 

REAL CRÓNICA DE NOVIEMBRE DE 1656
(Número 366)

Si no puedes con el enemigo, ¡confúndele!
André du Guerrier

ECOS DE SOCIEDAD

Primera semana

Está claro que le Théatre Royale es una criatura voluble y caprichosa que requiere atención constante. Después de un verano nefasto y un inicio de otoño prometedor, reflejo de las andanzas del Ministro de Cultura (en verano en campaña y en otoño de regreso en París), las múltiples ocupaciones del Ministro le han impedido encargarse adecuadamente de la gestión del teatro, cosa que ha repercutido en la calidad de la obra. Los principales agraviados han sido los miembros del informal club de teatro formado por André du Guerrier, Christine Daé, Charles Batz-Castelmore, Magdalène Vien, Cael de Rouen y Laurélie Hagopian. Por cierto que Christine no disimulaba su enojo por todo el asunto del duelo con Jacques de la Touché; Du Guerrier ha tenido que armarse de paciencia para aguantar sus miradas de enfado y sus culpabilizadores silencios. Y lo cierto es que la mala calidad de la obra representada no ha ayudado a distender el ambiente...

Pero no sólo este grupo de habituales ha tenido que sufrir un bodrio teatral infame: también Hércule Delaveau, Phillipe Le Clothes Du Lacoste y Eugnace-Michel de Laderoute, aunque a este último en realidad no pareció importarle demasiado, pendiente como estaba de su acompañante Violette Fablet.

* * *

Mucho mejor plan fue sin duda alguna el de Francesco Maria Broglia y Renné Gade: el primero invitó al segundo a conocer a Su Alteza Real el Delfín de Francia, tío de Su Majestad, en L'Epée D'Or. Parece que Renné Gade cayó bien a Su Alteza, porque los tres estuvieron bebiendo y alternando hasta altas horas de la madrugada.

Por otra parte, en el club Le Crapaud et l'Apricot, una figura apartada disfruta de una velada tranquila, un momento de calma alejado del ajetreo y de la constante concatenación de eventos a cada cual más sorprendente que han plagado su vida desde que se mudó a la Cité. Se trata de Damien Moreau, quien se encuentra degustando un plato tan peculiar como antiguo: rabo de toro, una receta al parecer heredada de los romanos tiempo atrás gracias al recetario De re coquinaria. Al tiempo que termina su comida, bebe un vaso de ron de manera tan ceremoniosa que pareciera que en su lugar se tratara de la bebida más exquisita que puedan probar unos labios mortales.

Tras un largo y parsimonioso trago, se detiene a abrir un pequeño recipiente metálico que se encontraba en la mesa al lado del plato. Del recipiente ahora abierto, espolvorea con cuidado en su bebida una pequeña cantidad de lo que parece ser una especie de ceniza de un muy oscuro color gris, para acto seguido agitar ligeramente el vaso y continuar bebiendo.

Mientras disfruta de su, en cierto modo, excéntrica comida, juega una partida solitaria a las cartas, interrumpida ocasionalmente por un trago de ron o por pensamientos que lo dejan con una expresión pensativa y preocupada en su rostro por unos segundos. Cuál fuera su línea de pensamiento, se ve súbitamente interrumpida al sacar una carta en específico: el siete de tréboles.

-Vaya, mi carta de la suerte. Parece que hoy será un buen día después de todo -Dice Moreau para sus adentros con una sonrisa sarcástica.

Cuando hubo terminado su comida y bebida, recogió las cartas y el pequeño recipiente metálico, y mientras se levantaba de la mesa masculló:

-Tendré que ir a comprobar cómo está Lampourde. Ese viejo loco... Con las cosas que hace no sé si es un genio incomprendido o simplemente un profundo insensato. Solo a él se le podría ocurrir atarse todo un mes a un árbol, a merced de los elementos y de posibles desalmados, para protestar por un duelo. Pero bueno, tendré que apoyarle, para eso estamos los amigos.

* * *

En efecto, François Lampourde ha fijado su residencia en el gigantesco roble que se encuentra no muy lejos de la parroquia de Saint-Honoré, escenario de acontecimientos místicos en los pasados meses. Se acomoda en una de las ramas intermedias, se ata con una buena cuerda para evitar caerse durante el sueño, y coloca un poco más arriba una lona untada con pez que le sirva de techumbre si llueve. Una manta de lana y unas calabazas huecas colgadas en algunas ramas cercanas para recoger agua de lluvia completan el primitivo aposento. También trae tabaco, la pipa, un pequeño flautín para entretenerse y una botellita de algo que parece licor. Según ha declarado, su intención es ayunar todo el mes como protesta y penitencia por el duelo entre Du Guerrier y el vizconde De La Touché, y extender el ayuno en caso de desenlace fatal.

Obviamente no tarda en correr la voz, y los alrededores de la iglesia se llenan de curiosos y de gente que se pone a orar al pie del árbol. Algunos mozalbetes le tiran piedras, pero por suerte la rama donde Lampourde se ha aposentado está demasiado alta para que lo alcancen, y además los amigos presentes ahuyentan rápidamente a los molestos zagales. Con el tiempo, el interés y la novedad se irán perdiendo y Lampourde irá consiguiendo tranquilidad, pero siempre habrá un pequeño grupo de incondicionales al pie del árbol que no supondrán molestia, sino más bien al contrario. Además, durante todo el mes Damien Moreau visitará regularmente a su amigo para comprobar su estado.

* * *

Segunda semana

En este caso es Robert Domfront quien pasa una solitaria velada en Le Crapaud et l'Apricot, acompañado de una jarra de vino, unas gachas y, curiosamente, también una baraja de cartas. El meditabundo caballero se entretiene haciendo solitarios mientras va tomando lentas cucharadas de su frugal cena. Finalmente, con un bostezo, se levanta, paga y abandona el local. Qué aburrido es París a veces...

* * *

Sabemos que du Guerrier es un caballero que no deja ningún detalle al azar, aunque eso a veces pueda jugar en su contra. Lucien, su criado, ha tenido una semana muy ajetreada: ha recibido la orden de acarrear sillas y mesas, que servirán para señalar el emplazamiento de las zonas de los contrincantes y segundos en el duelo de su amo. Además tiene que preparar varias jarras de agua y vino, y vasos para un nutrido grupo de gente. Deben estar el día del duelo al mediodía, dispuestas sobre esas mesas. También deben dotarse y dejarse preparadas varias cebaderas con alfalfa fresca para los caballos. También se ha visto con frecuencia a otro criado no identificado estudiando y midiendo el terreno donde tendrá lugar el duelo, y tomando numerosas notas.

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La Cofradía de la Caridad sigue funcionando igual que siempre sin Lampourde, en buena parte gracias al buen hacer de sor Marta y de las monjas de las Trece Casas (que ahora de hecho son catorce precisamente por la existencia de la Cofradía). También Damien Moreau se ha habituado a ayudar en lo necesario, y otros caballeros como monsieur Laderoute también aportan su grano de arena. Una de estas visitas este mes ha sido la de Alexandre de l'Oie, que buscaba a el acadiano pero sólo ha encontrado a Moreau. Preguntado éste, le ha indicado dónde encontrar a François Lampourde, y hacia allí se ha dirigido de l'Oie para dialogar con él desde el pie del árbol. Llegado allí, el aviñonés observa que el padre Orland Touril ha decidido apoyar a Lampourde oficiando una misa in situ, misa que ha sido seguida con atención desde lo alto del árbol.

* * *

Mientras tanto, en un acuartelamiento, entre relinchos equinos en las afueras de París, un subalterno en su recién estrenado uniforme se dispone a llamar a la puerta entreabierta de la dependencia oficial de más alto rango: "Mi Teniente Coronel... ¿puedo pasar?"

-Adelante. Pase, subalterno Ladéroute. ¿De qué se trata? (enrojeciendo) Grave asunto será si no habéis seguido el conducto reglamentario dirigiéndoos a vuestro capitán...

-Veréis, no creo que esto sea posible (mirando a la despoblada coronilla del oficial)-. Llevo apenas una semana aquí y me he dado cuenta que podría ser de mayor utilidad a mi regimiento; no como subalterno, sino como capitán. Esta semana empecé a recibir instrucciones por parte de los capitanes, y no tardé demasiado en comprender que -disculpad la expresión- hasta un civil con educación básica de lectura y escritura podría hacerlo mucho mejor. A este paso, en la próxima contienda no sólo volveremos a perder soldados y caballería, sino que además conseguirán que acabemos cayendo a merced de los españoles, blanco fácil de la artiller...

-¡Subalterno!... (cada vez más rojo)

-...Lo que quiero decir es que efectuar cargas en caracol o 'caracola' con armamento de fuego no sólo está sobrevalorado, sino que además es terriblemente peligroso. Para eso ya están las escuadras de mosqueteros, que intercalados con infantería armada con picas puede atacar y cubrir con salvas desde el centro; los flancos siguen siendo nuestros para empujar al enemi...

-¡¡¡LADÉROUTE!!! ¡Es suficiente! ¡Fuera de mi despacho!

-(temblando) ...en la batalla de Rocr...

-¡FUE-RA-DE-MI-DES-PA-CHO!

Y así Eugnace-Michel abandona el despacho, pies para qué os quiero como alma que lleva el diablo. Un legajo lleno de notas y planes de batalla, junto a una carta sellada de su tierra natal, quedan en el suelo. El airado Teniente Coronel mira el montón desde el otro lado de la habitación, puños cerrados (claramente ya amarillo) y visiblemente molesto.

* * *

Parque de les Tuileries, jueves al mediodía. Dos damas, una joven y la otra de mediana edad, se refugian del sol invernal en la glorieta central. No permanecen mucho tiempo allí sin que aparezca un carruaje y se detenga junto a la escalera de subida. Del vehículo desciende una figura alta y elegantemente vestida: el barón Dusel. Una mirada, una radiante sonrisa, y sube las escaleras de un salto y se planta frente a las damas.

El barón Dusel manifiesta una alegría no disimulada al reencontrarse con Béatrice, la institutriz de su niñez, y con su hija Anne. Abraza a la primera con efusividad, levantándola del suelo y provocando la risa de su maestra, pero titubea ante Anne, claramente intimidado por la juventud y belleza de la que fue su amiga de la infancia.

-¡Cómo has crecido! Estás... (carraspea) ¡estupenda!

Ambas se muestran muy emocionadas y acribillan al barón para saber como ha conseguido tal distinción, títulos y posición en la corte de Su Majestad. Tessier a duras penas contiene su rubor ante las alabanzas de las señoritas Gramme y les pregunta a su vez cómo están y cómo les ha ido desde que llegaron a la capital. Béatrice le narra sus andanzas mientras Anne asiente puntualmente en silencio. Los primeros meses en París fueron complicados, y después de gastar la asignación que les dio el padre de Tessier Dusel, Béatrice apenas conseguía algún trabajo como institutriz en casa de alguna familia acomodada. Afortunadamente, hace siete meses, gracias a una recomendación, tuvo una entrevista con Pierre-Aubert de Fontenay, que le ofreció servir en su casa como institutriz de su hijo Jérôme. Y desde entonces ha mejorado su situación.

Le Baron de Dusel, emocionado y eufórico por el reencuentro, ofrece a su antigua institutriz abrirles las puertas a la sociedad parisina. Como respuesta, recibe un suspiro:

-Mi pequeño Tessier -aquí el barón se ruborizó-, muchas gracias. Sigues siendo tan bondadoso como lo eras de niño. Yo no soy más que una institutriz y mi edad ya ha pasado, pero Anne... Quizás puedas ayudarla; ella sí que tiene toda la vida por delante, así que, ¿por qué no?

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Tercera semana

Esta semana se han reunido muchos caballeros en L'Epée D'Or, la mayoría con sus damas. El primero en llegar fue Bernille Nienau, vistiendo un ropaje digno de admiración, evidentemente confeccionado por la sastrería de su familia, reconocible por los bordados en hilo de plata de Burdeos, con sus iniciales visibles en la solapa de su capa. Se sentó en una mesa y pidió un vino. Poco a poco fue llegando el resto de asistentes: de l'Oie, Charles Batz-Castelmore con Magdalène Vien, el normando con Laurélie Hagopian, el de Saint-Aubin-en-Bray, el Barón de Broglia con Claire Lagaine, Hércule Delaveau, Jean Duprey, le Viscomte de la Touché con Charlotte Pézet, Jean-Luc Picard con Daphée Bourtagre, Touril, Gade y le baron de Dusel. El objeto de la velada no era otro que permitir que el Viscomte de Rouen pueda anunciar la boda con su prometida. La organización ha corrido a cargo de Batz-Castelmore y le Viscomte de la Touché a partes iguales; el primero contrató una orquesta para que amenice la velada, y dicha orquesta, en un momento dado de la velada, interrumpió la música de baile para lanzar una fanfarria de trompetas. Charles Batz-Castelmore pidió la atención de todos para proponer que el Viscomte de Rouen dijera unas palabras. Y aquí fue cuando Cael de Rouen anunció su próxima boda con Laurélie Hagopian. Tras el anuncio, que fue recibido con aplausos, un ramo de rosas de distintos colores para la prometida, y un brindis por la futura pareja, le Viscomte de la Touché presentó al mejor rapsoda del Teatro Royal, el cual interpretó un poema en verso y un monólogo en prosa, dedicados a los Enamorados, ambos textos del conocido Cyrano de Bergerac. Textos en este caso aptos y nada satíricos, pues Cyrano sabe qué es el amor de verdad.

No fue hasta después de la fiesta, cosa que es de agradecer, que le Viscomte de Rouen y Alexandre de l'Oie dirimieron su disputa regimental, con la victoria del primero.

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Cuarta semana

Renné Gade decidió celebrar en su residencia una fiesta de adviento. Invitó a Alexandre de l'Oie, Charles Batz-Castelmore, le Viscomte de Rouen (quien trajo dos barriles de vino de su tierra), Jean Duprey, Orland Touril y Tessier Dusel. Además asistieron, por deseo expreso de la Baronesse de Gade, Magdalène Vien, Laurélie Hagopian, Eléonor d'Yberville y Georgette d'Avignon. A pesar de que Renné Gade había mandado preparar un discreto rincón del patio para solventar cualquier enemistad regimental que pudiera surgir, no fue necesario su uso ya que el aviñonés aún se estaba recuperando de la herida sufrida en su duelo de la semana pasada. Durante la fiesta se ofrecieron vinos y quesos de Auvernia, tierra natal del barón, además de bombones de chocolate como postre. Como presente final, cada invitado recibió una corona de Adviento para poder celebrarlo en su casa prendiendo la vela correspondiente a cada domingo.

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Y llegó el esperado día en que André du Guerrier y le Viscomte de la Touché tenían que dirimir sus diferencias en el campo del honor. Después de todas las idas y venidas con las condiciones del duelo, incluyendo un cambio de padrino, parecía que todo estaba claro. Al amanecer, una pequeña brigada de trabajadores dirigida por el criado Lucien comenzó a preparar el terreno del duelo: mesas, sillas, bebidas, delimitación del terreno... Pero evidentemente, tantos preparativos y a lo largo de un período tan prolongado no podían pasar desapercibidos. Obviamente, la noticia del duelo había llegado a oídos del gobernador militar hacía días, y éste hizo las pertinentes averiguaciones y dio las órdenes necesarias para que a media mañana se presentase una patrulla de la Guardia de la Vieja Ciudad, la encargada de mantener el orden en París y, especialmente, impedir los duelos y arrestar a los duelistas. ¿Un acto ilegal como un duelo, celebrado a plena luz del día e incluso con instalaciones y refrigerios para los asistentes? "Demasiado absurdo como para ser verdad", pensó el capitán que comandaba la patrulla. Sin embargo, cumpliendo órdenes, se presentó con su destacamento en el lugar estipulado (incluso pudo permitirse el lujo de pedir indicaciones a los transeúntes para encontrarlo). Su escepticismo se trocó en asombro cuando vio que, efectivamente, entre las numerosas mesas y sillas preparadas como para una fiesta campestre, dos jinetes, uno en cada extremo, preparaban a sus caballos, mientras que en el centro del campo otros dos personajes examinaban sendos sables. El capitán había visto bastantes duelos como para saber reconocer uno cuando lo veía.

Se acercó al grupo del centro y les interrogó al respecto. Ante la falta de una respuesta convincente, mandó llamar al centro a los duelistas y se dirigió al grupo de la manera siguiente:

-Messieurs, llevo muchos años persiguiendo duelos y no me engañarán con historias de entrenamiento amistoso ni otras zarandajas. Además, es evidente que si algo les falta es discreción, no sólo en la manera de llevar el asunto sino también... en todo esto (y aquí hizo un gesto con la mano señalando las mesas y sillas, a las que algunos paseantes atrevidos ya se habían sentado para gozar del espectáculo). Mi consejo es que respeten la ley, olviden el tema y den la cuestión por zanjada. Y si ese consejo no les gusta, tengo otro: si tienen que batirse, háganlo de manera que nadie se entere, y mucho menos el Gobernador Militar. Dado que vuesas mercedes son gentes con las espaldas bien cubiertas y el duelo no ha llegado a tener lugar, por esta vez todo quedará en un malentendido y no habrá detenciones, pero la próxima no seremos tan benevolentes. Ordenen recoger todo esto, y buenos días.

Tras lo cual saludó militarmente, dio media vuelta y volvió con la patrulla, que esperaba en una esquina del área, a esperar que todo se despejase.

André du Guerrier y le Viscomte de la Touché se miraron. El primero miró a su alrededor, vio el picnic que sin querer había organizado, y estalló en carcajadas. La risa se contagió casi de inmediato a su oponente y a los dos padrinos, quienes pasaron un buen rato sin poder hacer otra cosa que reírse, todo bajo la atenta mirada de los guardias, que permanecieron allí hasta que ya no quedó nada ni nadie en el prado.

* * *

En Les Tuiles Bleues, Eugnace-Michel de Laderoute y monsieur Picard, acompañados de Daphée Bourtagre y de Isabel d'Artois, comentan los acontecimientos del mes; Isabel d'Artois está esperando a Damien Moreau, que tiene que recogerla después del duelo. En un momento dado, Damien Moreau aparece en la puerta del club y les dice:

-Querida, mes amis, el duelo ha terminado o, para ser exactos, ni siquiera ha comenzado. Ya podemos recoger a mi amigo François del árbol en el que se encuentra desde hace un mes. Supongo que, visto el desenlace, consentirá en bajar.

-Os acompañaremos si no os importa -responden los demás-. Además -añade el oisienés-, quizás necesitéis ayuda.

Y así, los cinco se ponen en marcha.

En el árbol donde todavía mora el acadiano, con el habitual grupito de curiosos y devotos al pie, todo sigue como siempre. Pero las cosas no serán tan fáciles como preveía Moreau: cuando éste llega con las noticias sobre el desenlace del duelo y se dispone a bajar a su amigo, éste sufre un ataque de paranoia y empieza a insultarle diciéndole primero que es un mal amigo que pretende engañarle para romper su penitencia, que no es cierto que el duelo ya se haya resuelto... Y luego su línea de pensamiento deriva a que Damien nunca le haría una cosa así, y por tanto el que está al pie del árbol llamándole tiene que ser un impostor. Finalmente, a Damien Moreau se le hinchan las narices, pide ayuda a uno de los mozos de la Cofradía y ambos trepan a por Lampourde y lo bajan a la fuerza. Mientras los mira trepar por el tronco, monsieur Laderoute recuerda súbitamente un cuadro que vio hace muchos años en una iglesia, no recuerda cuál, durante una visita a Italia. ¿Cómo se llamaba el pintor? Algo así como Carvaggio, cree recordar...

Evidentemente, François Lampourde no tiene fuerzas para resistirse, y así que lo tumban en el carro traído desde la Cofradía y tirado por Malherbe, queda inconsciente. El carro, acompañado por Damien e Isabelle y seguido por unos pocos de los curiosos que se encontraban allí en aquel momento, emprende el camino hacia la Cofradía para atender a Lampourde e intentar rescatarlo de su ruinoso estado.

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EL CABALLERO DEL MES

El título de Caballero del mes corresponde a:
 

Charles Batz-Castelmore
Por su habilidad en ejercer de padrino reconduciendo un difícil acuerdo de términos para un duelo.

EL PATÁN DEL MES

El título de Patán del mes corresponde a:
 

François Lampourde
Por inundar París con anónimos de inequívoca autoría y pasquines de equívoco gusto estético.

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NOMBRAMIENTOS HABIDOS ESTE MES

  • Este mes no ha habido nombramientos.

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    ANUNCIOS DE PRESENTACIONES A CARGOS

      • Jean Duprey anuncia que se presentará a Ministro de Humanidades (C03)
      • Orland Touril anuncia que se presentará a Ministro de Humanidades (C03)
      • Renné Gade anuncia que se presentará a Ministro de Humanidades (C03)
      • Jacques de la Touché anuncia que se presentará a Ministro de Humanidades (C03)

    ------------ Inicio de la estacion de INVIERNO ------------


    CARGOS PARA EL MES DE DICIEMBRE
    CargoRequisitosN.S. mínimoQuién nombra
    Ministro de Humanidades Brigadier o Barón10 Min.Estado
    Ayudante del Obispo Abad 8 Obispo

     

    CARGOS PARA EL MES DE ENERO
    CargoRequisitosN.S. mínimoQuién nombra
    Ministro de Estado General o Comte12 Rey
    Ministro de la Guerra Tte.Gral. o Viscomte12 Rey
    Rector Cura6Vicario

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    AGRADECIMIENTOS

    • A Enric, por todos los preparativos y minuciosas descripciones para el duelo, aunque al final la cosa ha acabado como ha acabado 😆
    • A Enrique, por el relato de la odisea de Lampourde en las alturas.
    • A Mauro, por la solitaria escena de Damien de la primera semana.
    • A Luis D'Estrées, por todas las alternativas que ha preparado para la escena del parque, que es el final de una trama que ha llevado privadamente durante varios meses.

    NOTAS DE LOS REALES SECRETARIOS (principalmente de Tirs esta vez)

    El turno de diciembre será complicado de procesar, porque me pillará en Japón. No es la primera ni la segunda vez que proceso turnos desde fuera de casa (de hecho en estos treintaypico años los he procesado en tres continentes), pero esta vez no tendré un ordenador cerca, y seguramente Joan tendrá que hacer todo el trabajo él solito. Será la primera vez en la historia de "Preu et Audacieux" que yo no participe en el proceso. Intentaremos coordinarnos los horarios para estar en contacto al menos por teléfono (por llamada de Whatsapp, que si no sería una ruina), pero tampoco será tan fácil porque Joan tiene dos niñas pequeñas y por tanto no tiene libertad de horarios. En fin, ya veremos cómo va. Os pedimos paciencia... Y de paso, os deseamos ¡felices Fiestas!

    FECHA LÍMITE PARA EL PRÓXIMO TURNO

    El plazo de entrega del próximo turno finaliza el viernes, 5 de enero de 2024, a la medianoche (hora española peninsular).

    ¡Hasta pronto!

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