Preux et audacieux: Una partida de En Garde!®por e-mail

 

REAL CRÓNICA DE MARZO DE 1656
(Número 358)

GACETA MILITAR

No hay mucho más que contar sobre el frente pirenaico. La situación sigue estancada, y parece que lo seguirá mientras no ceda el frío. Aunque hubo algunas escaramuzas, no fue nada significativo y las posiciones se mantienen más o menos igual que el mes pasado, lo que empieza a suponer un serio desgaste para nuestras tropas, más alejadas de nuestros puntos de suministro que el enemigo de los suyos. Veremos si las informaciones de primera mano aportadas por Tessier Dusel permiten modificar la estrategia.

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ECOS DE SOCIEDAD

Primera semana

El estreno teatral de la obra de Francesco Maria Broglia fue sin lugar a dudas un éxito. En el palco principal se encontraban André du Guerrier y Christine Daé, Charles Batz-Castelmore y Magdalène Vien, y Cael du Rouen y Laurélie Hagopian. Hay que destacar que estos últimos llegaron acompañados de una escolta, que no se separaría del Ministro de Estado en todo el resto del mes; "mi cargo me está granjeando muchos enemigos", comentó.

En otro palco cercano se encontraba el autor de la obra junto con Daphée Bourtagre, Jacques de la Touché y Tessier Dusel, quienes estaban disfrutando del éxito de la obra que se estaba presentando. Broglia seguía atentamente el desarrollo con semblante grave. En algún momento musitó: "Sí que mejora, sí...". Y es que el Ministro de Cultura, precisamente sentado junto al autor en este momento, había asesorado en profundidad a Broglia, convenciéndole para cambiar diversos diálogos, haciéndolos más ágiles, y hasta el orden de algunas escenas de manera que la acción quedase mucho más clara y comprensible. Finalmente, en otro palco se encontraban Renné Gade y Eléonor d'Yberville, quienes visiblemente también disfrutaban de la función. En cuanto a la platea, también había figuras destacadas: Alexandre de l'Oie y Phillipe Le Clothes Du Lacoste, por poner dos ejemplos, habían asistido solos y por lo tanto no vieron necesario alquilar un palco.

Al terminar la obra, Jacques de la Touche subió al escenario. En un breve parlamento, pidió un aplauso para el autor de la obra y felicitó también a le chevalier Dussel que, como recordaremos, acaba de ser nombrado Chevalier d'Honneur.

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La noche siguiente al estreno, Guillaume de Foix trabajaba sin descanso en su escritorio. La vela encendida diligentemente por el criado se había consumido en una fina humareda, pero la luz ya entraba por los ventanales del despacho del Auditor General de Finanzas. El Baron du Foix aspiró lentamente su pipa y mantuvo el humo dando vueltas por su boca. Si no fuera por ese movimiento, cualquiera diría que se había quedado dormido con los ojos abiertos mientras trabajaba. Sus ojos miraban fijamente el legajo de papeles que había terminado de redactar, como delataban los rastros de tinta de sus dedos. El crujido de una puerta al abrirse rompió el silencio reinante, y sacó a Guillaume de su meditación.


-Mi Señor du Foix -habló el criado que acababa de entrar. Pasados unos minutos en los que nada ocurrió, alzo la voz un poco más - ¡Mi Señor! -Du Foix levantó la mirada, y con gesto inquisitivo volvió a aspirar de su pipa-. La visita que esperábais... El Mayor Dusel acaba de llegar desde el Frente.


-El Chevalier Dusel -le corrigió du Foix-. Es el Chevalier Dusel. Decidle que pase. Y retiraos ya, os he tenido la noche en vela y tenéis que descansar para los días venideros.


-Como ordenéis -dijo el criado mientras se retiraba. Pero un segundo antes de salir por la puerta que había entrado, donde ya se perfilaba la figura de Tessier Dusel, se giró a hacer un último comentario: -No olvidéis que tenéis una cita hoy con el Maréchal.

-Sí, sí... Lo sé. ¡Chevalier Dusel! Es un honor ver que volvéis sano desde el Frente. ¡Acercaos! -le instó Guillaume mientras señalaba una silla con la pipa-. Acomodaos ahí mientras os sirvo algo de beber. ¿Es demasiado pronto para vos?


Por un segundo parecía que Monseiur Dusel iba a abrir la boca, pero el Baron du Foix se había levantado rápidamente y ya tenía dos copas en la mano en las que escanciaba un caldo de un color oscuro e intenso. Le acercó una de ellas al recién llegado y adoptó una posición cómoda para lo que parecía que iba a ser una entrevista que le interesaba en demasía.


-Contadme todos los detalles de estos meses en el frente. No escatiméis en detalles, pues cuanta más información tenga mejor podré actuar...

Y ahora sí, el Mayor de los Mosqueteros del Rey comenzó a contar sus aventuras y vivencias en el Frente y aquellos datos que podían interesarle al viejo General.


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Segunda semana


Después de mucho insistir y de librar una verdadera batalla dialéctica, Damien Moreau consiguió convencer a Daphée Bourtagre para asistir al teatro. La dama no se sentía con ánimos para salir de casa después del terrorífico encuentro del mes pasado, pero la paciencia de su galán consiguió que cediese, aunque insistió en alquilar un carruaje para cubrir la corta distancia hasta el Théatre, tanto a la ida como al regreso. Afortunadamente, la velada se desarrolló sin incidente alguno.

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¡Tal como lo escucháis! -Así iniciaba su relato François, uno de los miembros del servicio de l'Epée d'Or al reunirse con sus compañeros al cerrar el club. "Acompañé a los Barones Du Foix hasta su reservado y... ¡sacrebleu!- justo en la puerta me topé con Lucien, acompañando a su vez al Mayor Du Guerrier y su dama." Lucien, otro de los miembros del servicio, asentía ante el resto de sus compañeros que ya habían hecho corrillo a su alrededor para escuchar las palabras de François, que prosiguió con el relato.

"Imaginad qué cara pusimos Lucien y yo al ver a ambos caballeros, frente a frente, incapaces de hacer nada más que callar y bufar. Parecían dos toros de lidia, enfrentados, y el bufido de uno era respondido por el del otro. Entre bufidos intentamos disculparnos en nombre del club, ofrecerles otro reservado, separarles en definitiva, pero los dos hacían oídos sordos mientras seguían encarados." -apuntó François.

"¿Y las damas?" -preguntó un tercero. Lucien se sumó al relato: "Las dos damas, en un segundo plano, miraban entre sorpresa y estupor a sus parejas, mientras la tensión creciente se palpaba en el ambiente. Y cuando parecía que los dos caballeros llegaban por fin a las manos, la baronesa sonrió, se desasió del brazo del barón y, tras acercarse grácilmente a mademoiselle Daé, le ofreció el suyo propio." Otro del corrillo, avanzándose, preguntó: "¿Y qué ocurrió?"

François, recuperando el control del relato, siguió, imitando la voz de la baronesa: "Mademoiselle Daé, querida, ¿os importaría compartir velada conmigo? Y la joven, aceptando, asintió con una ligera reverencia y ambas entraron en el reservado, de bracito, y cuchicheando." Lucien apuntilló: "Ver la cara de incredulidad que puso el Barón no se paga con dinero, y otro tanto hizo el Mayor que se desinfló completamente sin saber muy bien qué hacer."

El corrillo rompió a reír, imaginando la escena, hasta que François prosiguió: "Y el remate fue cuando, desde el interior del reservado, la baronesa llamó a su marido: «Guillaume, querido, haz los honores con nuestro invitado, el joven Du Guerrier, y acompáñalo a nuestra mesa.»"
Aquí el corrillo pasó de risas a carcajadas, recreando mentalmente la escena en que dos caballeros de honor, enfrentados por rivalidad regimental, se amansaban a la voz de sus damas.

"De todas formas no creo que la cosa quede aquí", concluyó Lucien. "A buen seguro estos dos caballeros tendrán que resolver sus diferencias en el campo del honor en algún momento."

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Durante esta semana, una patrulla formada por efectivos de la Guardia Real y de la Guardia de la Vieja Ciudad recorrió las calles de París para garantizar la seguridad y para, en caso de que se produjera algún otro acto delictivo por parte del criminal conocido como La Bestia, intervenir rápidamente e intentar su detención. Al mismo tiempo, le Baron de la Touche realizó una exhaustiva investigación en el lugar de su última aparición, aunque se ha guardado los resultados para sí mismo para no perjudicar las investigaciones. No hubo ningún incidente digno de mención, aparte de unos gritos y risas que se oían en la lejanía, muy a las afueras de la ciudad, pasada la iglesia de Saint Marcel. Muy probablemente, nada más que un grupo de borrachos que había salido de la ciudad para continuar la fiesta, por algún motivo dictado por el alcohol y sólo por ellos conocido.

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Tercera semana

Y llega el evento más esperado: la despedida de Soltero de le Baron de Rouen en l'Epée d'Or. André du Guerrier tomó personalmente a su cargo la organización de la velada, que el homenajeado pidió fuese "tranquila". Du Guerrier organizó todo en dos salones reservados comunicados para ubicar correctamente a los invitados, para mantener separados a los cuatro rivales regimentales, y también para ubicar a los respectivos criados para asistir a sus señores cuando fuese necesario. En medio de ambos salonas, una mesa alargada para acomodar a todos los invitados. Había también dos orquestas ubicadas en extremos opuestos en los dos salones para ir alternando melodías tocadas al unísono como si fueran una sola, o interpretando otras canciones como dos voces diferenciadas (¿el inicio del estéreo?).

El banquete consistió en sucesivas oleadas de platos y bebidas, en una línea ascendente en cuanto a sabores e impacto en boca. Además, Alexandre de l'Oie llevó una caja de botellas de un excelente vino.

Sabido es que el Mayor tiene grandes dotes de animador. No contento con la impecable organización, al irse presentando los platos y bebidas de distintos lugares de Francia, invitó a los asistentes a contar las anécdotas e historias que cada uno conociese sobre los lugares de procedencia de los platos, creando así un clima de camaredería, hermandad y alterne puro.

Con la llegada de los postres llegaron también los brindis por el novio, y por cualquier otra cosa por la que los invitados quisieron brindar. Después de los brindis, una compañía de actores traída por le Baron de la Touche se dedicó a contar historias cómicas y a recitar fragmentos conocidos de populares obras de teatro.

A continuación se permitió a los caballeros resolver sus cuentas pendientes en el campo del honor. La particularidad fue que, en esta ocasión, los rivales regimentales tuvieron la ocasión de dirimir sus diferencias batiéndose con patas de cordero como substitutos del acero. Se entregó una pata por invitado, y Le Baron du Foix y el occitano iniciaron el envite*.

Resueltas las diferencias regimentales de modo tan original, cambio de tercio: los criados ayudaron a sus señores a cambiarse y adecentarse en otro de los reservados. A la vuelta, música, y un baile-espectáculo de la mano de una compañía de bailarinas turcas como colofón final.

Ni que decir tiene que la fiesta resultó un éxito y duró hasta altas horas de la madrugada.

Nota histórica: Hace muchos años, en uno de los encuentros en casa del Real Secretario, se celebró realmente un combate con dos piernas de cordero. El resultado fue totalmente incierto, excepto para las piernas de cordero, que acabaron devoradas por la concurrencia.

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Al caer la tarde del día del Equinoccio de Primavera, en la plaza más antigua de la ciudad, la Plaza Real de París, en el barrio de Les Marais, hace su mágica aparición el Gran Teatro Profético, y su espectáculo de marionetas "La Cacería Salvaje" (en tres actos). Alain Dumont, que a la sazón pasaba por allí, de vuelta de las prácticas de esgrima que le han ocupado casi todo el mes, se detuvo movido por la curiosidad, y esto es lo que vio:

Inmundo es el protagonista de esta historia, y Ganso y Abadejo sus "leales" compinches. Dicen que darán caza a La Bestia del Reino, pero el Barón de la Trouché, que representa a las fuerzas del orden, les interpela amenazadoramente y dictamina que no hay Bestia alguna en el Reino a la que dar caza y pobre de aquél que le lleve la contraria. Los tres tramposos recurren a argucias para demostrar que la Bestia es real. Inmundo afirma haberla visto, pero está mintiendo. La Bestia se deja ver por el público a espaldas del desconcertado Inmundo, y vuelve a ocultarse hábilmente, antes de que Inmundo pueda descubrirla, por mucho que el público se desgañite indicándole que la tiene justo detrás. Por su parte, Abadejo finge ser un devotísimo cristiano en una santa misión por mandato divino y entre él y Ganso elaboran una absurda engañifa sobre una espada sagrada dejada caer a la Tierra por un ángel del Señor para atravesar con ella el corazón de la Bestia. Ante tales argumentos, el Barón tiene que ceder. Pero no.

En el segundo acto se presentan los enamorados, Sibilla y el pequeño pero audaz Mero a quien siempre confunden con su hijo. Protegiendo a Sibilla, Mero se enfrenta a la Bestia, y consigue hacer huir al monstruo. El Barón de la Truché tiene que reconocer su existencia ahora, pero se reúne en secreto con otros dos barones, De la Rue y De la Foie, y entre los tres confabulan para declarar culpable a Inmundo de todos los crímenes de la Bestia.

El acto final es el de la caída en desgracia del desdichado Inmundo, traicionado por sus amigos, quienes, despues de todo, son unos pobres rufianes tan tramposos como él, los cuales, temiendo sufrir las represalias de los Barones si siguen adelante con la farsa, deciden dejarle en la estacada. Así, Inmundo va solo a la cacería. Da esquinazo a la guardia de los Barones, pero acaba siendo cazado por la Bestia, en un combate muy emocionante, que concluye abruptamente cuando la espada de Inmundo se rompe fatalmente al intentar atravesar el corazón de la Bestia y el infeliz se decapita a sí mismo por accidente. La Bestia se lleva su cabeza. Y cae el telón.

Una nube de humo pestilente envuelve el teatrillo y se extiende entre la concurrencia, que se dispersa tapándose la nariz. Cuando la nube se disipa, nada queda del teatrillo de marionetas. Alain Dumont, plantado en medio de la plaza ahora vacía, se rascó la cabeza pensando: "No sé si será profético, pero desde luego da qué pensar."

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Cuarta semana


La oficina de los Reales Secretarios registraba la actividad habitual en un final de mes. Como siempre, el ajetreo de los aprendices acarreando cajas contrastaba con la calma serena de los cajistas colocando delicadamente los tipos en los galerines. En el edificio anexo, los Reales Secretarios revisaban personalmente las galeradas. Todo este movimiento ni siquiera se vio interrumpido por unos golpes en la puerta: sólo uno de los aprendices dejó lo que estaba haciendo para ir a abrir. Al poco, el aprendiz, visiblemente nervioso, se presentó delante del escritorio de uno de los Reales Secretarios, que levantó la cabeza dejando a un lado la página en revisión e interrogando al muchacho con la mirada.

-La Gua-guardia del Ca-cardenal, mo-monsieur.

-¿Qué pasa con la Guardia del Cardenal?

-Es-están aquí.

El Real Secretario hizo un gesto de extrañeza y se levantó, dirigiéndose hacia la puerta. En efecto, allí estaba du Guerrier, uniformado y al frente de un pequeño destacamento.

-Monsieur le Secretaire, lamentamos interrumpir vuestro trabajo, pero es necesario que registremos la imprenta.

-Os seré honesto, monsieur du Guerrier: no podíais llegar en peor momento. Estamos preparando la crónica. Pero supongo que es algo que no puede esperar. Sólo os ruego que ordenéis a vuestros hombres que sean lo menos intrusivos posible.

-Descuidad, monsieur -aquí el Mayor hizo un gesto con la mano para que sus hombres entrasen en el reducido taller-. Seremos breves y discretos. Estamos buscando pistas que nos lleven al origen de los misteriosos carteles que...

¡CATACLANK!¡CRASH!

El Real Secretario palideció. Ese estruendo, que venía del taller, parecía... No, mejor no pensarlo. Apartó bruscamente a Du Guerrier y se abalanzó a través de la puerta, sólo para encontrarse con el dantesco espectáculo que había temido: uno de los guardias había tropezado con el armario de tipos y, de una forma inexplicable, lo había volcado. Miles de pequeñas piezas de metal, con letras acuñadas, inundaban alegremente el suelo. Los aprendices, los cajistas, los tipógrafos... Todos, inmóviles y helados por el horror, guardaban un sepulcral silencio. El guardia responsable de la catástrofe permanecía de pie, mirando a su Mayor con el miedo dibujado en su rostro.

-Yo... El armario... El suelo de madera...

Los dos Reales Secretarios, con los ojos fuertemente cerrados y el rostro teñido de una curiosa gama de púrpuras, sólo acertaron a decir a Du Guerrier:

-Todos... Fuera...

Du Guerrier intentó sin éxito balbucear una disculpa. Finalmente desistió, se limitó a asentir con la cabeza y se volvió a sus tropas:

-¡TODOS FUERA DE AQUÍ, INÚTILES! ¡Y SIN TOCAR NADA! ¡RÁPIDO!

Desaparecidos los Guardias del Cardenal, los dos Secretarios seguían inmóviles frente al desastre.

-¿Qué hacemos? ¿Nos morimos ahora o esperamos un poco más?

-De momento, vamos a escribir un mensaje de aviso a los lectores. Los aprendices, que levanten el armario con cuidado, coloquen los cajones intentando que no caigan más letras, y que empiecen a guardar cada una en su sitio. Y doble ración de cerveza para todos cuando hayan acabado. Se la habrán ganado.


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Mientras la imprenta de los Reales Secretarios sufría tal bullicio, en la parroquia de Saint Honoré reinaba la calma. Tanta, que François Lampourde, que había ido a visitar a Orland Touril y a ayudarlo a organizar los ejercicios espirituales, empezó a preocuparse. Llamó a la puerta una y otra vez, sin obtener respuesta alguna. Probó la puerta de la sacristía y la puerta principal, y encontró ambas cerradas. Dio varias vueltas a la iglesia y vio que todas las luces exteriores que el padre Touril había mantenido encendidas el mes anterior estaban apagadas. Intentó atisbar por las ventanas, pero lo poco que vio le confirmó su impresión: en la parroquia no había nadie. Cuando llegaron los asistentes a los ejercicios espirituales, el desconcierto se apoderó de todos. Sin saber qué hacer, François Lampourde decidió organizar los ejercicios por su cuenta, recordando las sesiones del mes anterior. Pidió terminar con una oración para pedir que el padre Touril se encontrara sano y salvo.

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EL CABALLERO DEL MES

El título de Caballero del mes corresponde a:
 

Tessier Dusel
Por su nombramiento como Chevalier d'Honneur y su regreso triunfal, trayendo además valiosa información sobre la situación en el frente.

EL PATÁN DEL MES

El título de Patán del mes corresponde a:
 

Edmond Durant
Por sus mensajes fuera de tono, por aceptar un reto a duelo y después rehuirlo, por escudarse detrás de su criado... Hay tantas causas propuestas como votos.

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NOMBRAMIENTOS HABIDOS ESTE MES

  • Guillaume de Foix ha sido nombrado Mando del 2º Ejército (M02B).
  • Guillaume de Foix ha sido nombrado Ayudante General (M06).

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ANUNCIOS DE PRESENTACIONES A CARGOS

  • AndrĂ© du Guerrier anuncia que se presentará a Mayor de la Brigada de Guardias (M15A).
  • Guillaume de Foix anuncia que se presentará a Mando de División (M07).
  • Jean Duprey anuncia que se presentará a Mayor de la Brigada de Guardias (M15A).
  • Jacques de la Touche anuncia que se presentará a Ayudante de Ejército (M11).
  • Tessier Dusel anuncia que se presentará a Mayor de la Brigada de Guardias (M15A).

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CARGOS PARA EL MES DE ABRIL
CargoRequisitosN.S. mínimoQuién nombra
Jefes de DivisiónTte.General o superior 8Aide General
Aides de Ejercito Coronel 5Jefes Ejércitos
Mayores de Brigada Mayor 3Jefes Brigadas
Quartermasters Brigadier General 6Jefes Ejércitos
Administrador diocesano Obispo 12Cardenal

 

CARGOS PARA EL MES DE MAYO
CargoRequisitosN.S. mínimoQuién nombra
Aides de Division Teniente Coronel 4 Jefes Divisiones
Ayte. del Cardenal Obispo 12 Cardenal

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AGRADECIMIENTOS

  • A Fernando, por el encuentro entre Guillaume de Foix y Tessier Dusel.
  • A Enric, por la escena del corrillo de criados de l'Epée d'Or a la hora del cierre y por la despedida de soltero (tomada directamente del turno que nos envió).
  • Al autor de la obra de marionetas "La Cacería Salvaje".
  • A los aprendices de la imprenta de los Reales Secretarios, por el esfuerzo en recomponer a tiempo las cajas de tipos.

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NOTAS DE LOS REALES SECRETARIOS

Varios jugadores han indicado en su turno que no se batían inmediatamente en caso de encontrarse con un enemigo regimental. Recordad que las reglas son las reglas, y si bien podemos admitir que no se produjera un duelo instantáneo (las reglas son algo ambiguas en este sentido), sí que será necesario que los implicados diriman sus diferencias en el campo del honor el próximo turno o bien asuman las penalizaciones indicadas en el párrafo 7.1.2. Los duelos con piernas de cordero, de bebedores o de cualquier otro tipo festivo no excusan los deberes de honor de cualquier caballero que se precie de serlo.

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FECHA LÍMITE PARA EL PRÓXIMO TURNO

El plazo de entrega del próximo turno finaliza el viernes, 28 de abril de 2023, a la medianoche (hora española peninsular).

¡Hasta pronto!

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