| REAL CRÓNICA DE JULIO DE 1648(Número 264)
		¿Sabéis si se puede beatificar a alguien antes de que muera?hermano Hervé, secretario personal de Bernard Robier
 GACETA MILITAR Empel 
Durante todo el mes pasado, Su Excelencia el Arzobispo Bernard Robier tuvo la sensación de estar vigilado. Cuando oteaba la lejanía,
las figuras de cuatro jinetes parecía que les seguían. Siempre a distancia, pero dando la sensación que querían ser vistos,
como indicándole que no le perdían el rastro. Comentó la visión con sus acompañantes más allegados de entre los tenientes coroneles 
capellanes, pero nadie se había percatado de los cuatro jinetes. En realidad era el primero de los cuatro, el que parecía abrir 
camino, el que le intrigaba más. Su figura recortada al horizonte le evocaba recuerdos del pasado, ese perfil le era familiar, y de 
los cuatro jinetes era el que se acercaba más, casi retándolo, aguantando la mirada con esos ojos brillantes que destacaban en un 
semblante oscurecido por un sombrero de ala ancha.
Cuando reiteró su observación sobre la visión de cuatro jinetes en lontananza a sus colaboradores más cercanos y a su secretario 
personal, todos lo tomaron como una visión alegórica, cosa que le enojó e irritó en su fuero interno, sintiéndose rodeado de botos 
devotos y gañanes sin entendederas.
 
Este mes Robier pasó varias noches en vela. La irritación con las ocurrencias absurdas y obtusas de sus acompañantes le hacía rezongar
y hablar entre dientes, consigo mismo, para evitar más comentarios estúpidos de su secretario y los Tenientes Coroneles Capellanes.
Para colmo, las aguas insalubres de los ríos y las aldeas infectas por las que pasaban le habían sentado mal. Notaba el estómago
revuelto, y le daban arcadas cuando se acercaban los pordioseros a besarle el anillo, como si con ello fueran a cesar todos los males
que conlleva la contienda a los habitantes cercanos al frente.
 
Recordaba el caso particularmente desagradable de una anciana purulenta y llena de granos y verrugas que le había agarrado por la capa
abrazándole e impregnando sus ropas con toda la inmundicia que arrastraba. Su reacción fue inmediata: despojarse de la capa
y retroceder, dejando rápidamente atrás a la vieja y huyendo del lugar con un hastío y asco tremendo perseguido por los chillidos de
alegría de la vieja al hacerse con una prenda tan valiosa. Se fue a dormir temprano renegando y hablando solo. Rezó como nunca para
poder superar las náuseas que le producían todas esas experiencias tan alejadas de su arzobispado y su confortable vida en París.
 
La madrugada siguiente, Su Excelencia se despertó al sentir el frescor matutino de una manera particularmente intensa. "Sí que ha bajado
la temperatura", pensó sin abrir todavía los ojos. En ésas estaba cuando un vocerío lo espabiló de repente:
 
-¡Bendito sea Su Excelencia el Arzobispo Robier! ¡Bendito sea en nombre del Señor! ¡Nos ha dado todo lo que tiene para ayudarnos,
se ha apiadado de los pobres y de los desamparados!
 
Abrió los ojos y contempló horrorizado cómo un nutrido grupo de sucios mendigos voceaban cerca del lugar, agradecidos con las dádivas
del General Capellán. Robier se despertó totalmente desnudo. Hasta la lona de su tienda había sido sustraída, no quedaba nada
de sus enseres personales, absolutamente nada. Le habían despojado de todo.
 
Ante él, su secretario personal, vestido sólo con una basta tela de saco, lloriqueaba muy emocionado:
 
-En verdad os digo, Excelencia, que nunca antes había visto un corazón tan grande como el vuestro. Sabía que las desventuradas gentes,
esas almas despojadas de todo y las desgracias del pueblo os habían conmovido. Conocía que nuestro Señor os estaba guiando todos estos
días. Pero pocos darían todo, hasta sus propias ropas, para calmar el dolor y mitigar las penas de los más necesitados. Alabado seáis,
yo os seguiré en todo, ¡dejadme ser vuestro discípulo, os lo suplico!
 
A finales de mes, reunidos los Tenientes Coroneles Capellanes con el secretario personal del General Capellán, comentaban los
acontecimientos:
 
-Ya nos advirtió Su Excelencia el mes pasado las visiones que tuvo. Se le aparecieron varias veces los cuatro jinetes del 
Apocalipsis... Sin duda le anunciaron la muerte de nuestro compatriota Leclerc du París. ¿Vísteis, hermanos, cómo se le mudó el 
semblante y cómo desde entonces tiene encuentros y revelaciones de Nuestro Señor?
 
-Yo no he querido interrumpirle en sus soliloquios -comentaba su Secretario personal-. el Señor le ilumina cada día con más ímpetu.
 
-Creo que hemos hecho bien comunicando a su Eminencia el Cardenal lo acontecido y pidiendo la Beatificación de su Excelencia el
Arzobispo Bernard Robier cuando Dios Nuestro Señor decida llevárselo con Él. Bernard, como Bernardo di Quintavalle, el primer
discípulo de San Francisco. El que durante las Cruzadas batalló en el frente de guerra, como nuestro Arzobispo, y lo dejó todo y 
regaló todas sus pertenencias a los pobres, también como nuestro Arzobispo...
 
-¿Os parece, hermanos, que nuestro Arzobispo pudiera crear una nueva orden de monjes mendicantes siguiendo los designios de Nuestro 
Señor?
 
...
 * * * Estado mayor de la Brigada de Guardias. En el interior de una austera
tienda, en lo alto de una loma de mediana altura, el Teniente General Parrot relee
atentamente los últimos partes del frente. Su cara no lo evidencia,
pero en su interior se alegra enormemente de que en la práctica
totalidad de dichos partes el "Sin novedad" sea la tónica dominante.
Es una buena noticia, sin duda. Dejándolos a un lado, coge un porta
pergaminos acabado de llegar y tras romper el lacre lee su contenido.
Ahí sí que no puede evitar que una sonrisa picarona se esboce en su
semblante... Relee de nuevo, incrédulo. "Vizconde", atina a susurrar
mientras cierra los ojos y saborea las implicaciones derivadas de tan
dulce noticia. Pero como es bien sabido por todo amante de la buena
cocina, el gusto se aprecia más si se contrasta, de manera que en esta
escena sería lógica y esperada la llegada de un agitado Robier quien,
con respiración entrecortada, hace -efectivamente- acto de presencia.
 
-Caramba, mi buen General Capellán, os esperaba más temprano, tal como
habéis hecho puntualmente cada una de las jornadas que hemos
compartido estas semanas...
 
Tratando de recuperar el resuello tras la rápida ascensión, Robier
inspira profundamente, decidiendo si enfrentarse al sarcasmo del
marsellés con una estocada, con una riposte o con un movimiento
Kern... eligiendo al final una pose, defensiva, vistosa, inútil, pero
noble sin duda.
 
-Hubiera llegado antes si las medidas de seguridad del campamento que
vos desplegasteis hubieran sido las adecuadas, porque ¿vos no sabréis,
Dios mediante, nada sobre la autoría del sacrílego robo del que he
sido objeto esta noche?
 
Con una amplia sonrisa, Parrot escancia una botella de vino marsellés en dos
maltratados vasos, alargando uno a Robier, quien lo mira como se
miraría a un áspid encontrado en el camino.
 
-Amigo mío, y yo que cuando me advirtieron de la muchedumbre que os
seguía pensé que estabais reclutando a un ejército de creyentes para
ayudar a combatir al malvado enemigo de Francia... y ¿resulta que sólo
os han robado, decís? ¿En vuestra propia tienda? ¿A todo un Teniente
General de la Policía?
 
Robier boquea, entrecierra los ojos, aprieta un puño, masculla algo y...
 
-No os preocupéis, mi buen Arzobispo-. Parrot se serena y con gesto
grave le ofrece asiento mientras coge la botella. -Acompañadme, por
favor, y hablemos sobre el asunto.
 * * * Jean-Luc Hullin se pudre en un improvisado calabozo, que parece ser poco más que un granero en un 
lugar no muy alejado del campamento holandés. La pierna le duele, pero no parece tener nada roto y 
parece estar mejorando. Decide vencer el abatimiento y comenzar a urdir un plan de fuga. En primer 
lugar, urge desatarse las manos. Lanza una mirada en derredor suyo buscando algún instrumento o 
herramienta, quizás incluso una simple piedra, algo cortante que le permita frotar las ligaduras para 
desgastarlas. Finalmente ve, colgada en un clavo de una pared, una vieja hoz muy oxidada. Atado 
también de pies, empieza a reptar hacia la pared con la idea de levantarse apoyándose en ella y, de un 
golpe con la cabeza, descolgar la hoz, que por suerte no está muy arriba. Apenas ha iniciado el movimiento cuando se abre la puerta y entran dos soldados. Sin mediar 
palabra, le ponen un saco en la cabeza para impedirle la visión y, a empujones, lo levantan y le hacen 
caminar a saltitos. "Hasta aquí hemos llegado", piensa. "Estos me liquidan". Lo suben en un carro y parten en una dirección que Hullin no puede identificar. Al cabo de un par 
de horas, el carro se detiene. Lo bajan al suelo, y mientras yace encima de las piedras oye unas voces 
en mal español, y luego el carro que se aleja. Al cabo de pocos segundos siente que alguien rasga el 
saco. Deslumbrado por la intensa luz del sol, no acierta a ver a su libertador y pregunta: -¿Qui... quién sois? -Un amigo -la voz no es otra que la de Julius Kern-. Ahora calmaos y descansad mientras os desato. 
Nos ocultaremos en ese bosquecillo para evitar sorpresas, os repondréis un poco, y después 
emprenderemos camino hacia casa.
 
 * * * EL CABALLERO DEL MES El título de Caballero del mes corresponde a: Su Excelencia el Arzobispo Robier
Por dar todas sus pertenencias a las víctimas de la guerra y a los pobres y necesitados en general.
 
 EL PATÁN DEL MES El título de Patán del mes corresponde a: Le Marquis de Lemaitre
Por su inoperancia en el campo de batalla.
 
 
 * * * 
 CARGOS PARA EL MES DE AGOSTO
| Durante este mes no se renuevan cargos. |                                           _
------------ Inicio de la estacion de OTOÑO ------------ 
 CARGOS PARA EL MES DE SEPTIEMBRE
| Cargo | Requisitos | N.S. mínimo | Quién nombra | 
|---|
 | Ministro de Exteriores | Brgder. o Barón | 10 | Min.Estado |  | Gobernadores Militares | Tte.Gral. o superior | 8/10* | Rey |  | Aide del Dauphin | Capitán | 9 | Dauphin |  | Aides de los Generales | Subalt./Capt./Mayor(+) | 6 | Generales |  | Ayudantes de Regimiento | Capitán | 3 | Coroneles |  | Vicario General | Vicario | 12 | Arzobispo |  
(*: El Gobernador Militar de Paris necesita nivel social 10; los demas, 8)(+: Para Brigadieres: subalterno. Para Ttes.Generales: capitan. Para Generales: mayor)
 
 * * * AGRADECIMIENTOS A Enric, por el segundo fragmento, y... a un contribuyente anónimo, por el primero, aunque imagino que todos estáis bastante seguros de quién es :-)
 FECHA LÍMITE PARA EL PRÓXIMO TURNO El plazo de entrega del próximo turno finaliza el viernes, 4 de septiembre de 2015, a la medianoche (hora española peninsular). ¡Hasta pronto! 
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