| REAL CRÓNICA DE DICIEMBRE DE 1647ECOS DE SOCIEDAD Primera semana -Soberanamente aburrida. Así es como estoy. Creo que la calidad de las obras teatrales que deciden representar son cada vez peores -la frase de Georgette d'Avignon a su acompañante fue tajante y se escuchó perfectamente en el palco en el que Guillaume du Foix y ella estaban solos. De fondo se oía el murmullo de todos los asistentes, seguramente confirmando la misma apreciación que había hecho la dama. -Bueno, querida, quizás sea hora por fin de ponerle fin a eso -y, mientras lo decía, Le Baron du Foix se ponía de pie y agarraba la mano de Georgette-. Aquí y ahora os prometo, que no más allá de 4 meses se estrenará una obra digna en este Teatro, escrita de mi puño y letra. Y vos, Georgette d'Avignon, me acompañaréis a ese estreno... -en ese momento el caballero hincó la rodilla en el suelo -Me acompañaréis como mi esposa, si es que aceptáis serlo. 
El grito de alegría de Georgette al ver cómo aparecía un anillo que le ofrecía su amado hizo que enmudeciera el Teatro, cuyos asistentes no sabían qué estaba ocurriendo y sólo acertaron a escuchar un: "¡Sí quiero, mon amour!".
 * * * Segunda semana Poco movimiento durante la segunda semana. La única nota de color durante una semana gris la dieron Jean-Luc Hullin y Julius Kern, que visitaron el club con sus damas y estuvieron charlando y bebiendo hasta bien entrada la noche. El resto de caballeros se dedicaron a la práctica del noble arte de la esgrima, quizás con vistas al concurso de la cuarta semana. * * * Tercera semana El criado se mantenía firme e inmóvil, flanqueando la puerta cerrada del dormitorio matrimonial de la mansión en la que servía. Pese a su mutismo, seguía con la mirada al señor de la casa quien, frente a él y en opuesto movimiento, caminaba agitado de un lado al otro del pequeño salón, farfullando en voz baja y mesándose los cabellos. Gastón Lerroux había servido durante muchos años a su señor, y contaría con los dedos de una mano amputada las veces que lo habría visto tan nervioso y fuera de situación. Pero aún contaría con menos dedos y aún menos manos, las veces que su señor habría estado en una situación como aquella... Y es que, en el interior del dormitorio, tras él, Evelyne Garabedien se debatía entre parteras y dolores, encarando la recta final del alumbramiento del fruto de su amor por Jean Parrot. Caminatas en círculo y pensamientos, todo quedó interrumpido por el alarido que surgió del dormitorio, y por el posterior silencio que lo calmó todo... Parrot se abalanzó hacia la puerta: -¡Dejadme pasar, Gaston! El criado, resistiendo a duras penas el embate de su señor: -Mi señor, la partera lo dejó bien claro, ¡no debéis hacerlo! Iracundo, dando un paso atrás e insinuando llevar la mano a su rapier: -Gaston, ¡apártate tú, o te apartaré yo, voto a bríos! Resignado, como si no fuera la primera confrontación, pero sin abandonar la posición: -Mi señor, calmaos, ya sabéis que al final ellas siempre tienen razón... Bufando y levantando el puño: -Que me calmGUUUUUEEEEEEEEEEEE!!!! GUUUUEEEEEEEEEEEEEEEE!!!! -¿¿¿??? Ambos quedaron atónitos cuando, de repente, el llanto de un bebé rompió el silencio y detuvo su discusión... para, al momento siguiente, adquirir un curioso matiz coral: -GUUguuuEEEEeeeee!!!! - GUUUguuuuEEEEEEEEEeeeeeeeeee!!!! Al momento, las puertas del dormitorio se abrieron de par en par y una partera salió sonriente: -Mi señor, podéis pasar, vuestra esposa os espera. Raudo y veloz, como una exhalación, Jean Parrot entró en el dormitorio. Sobre la cama, apenas aseada y cambiada, sonreía de felicidad a pesar de evidentes signos de fatiga su amada Evelyne... y en sus brazos, dos pequeños fardos de los que salía un total de cuatro diminutas manos... "¿Dos?" -pensó Parrot echando a llorar... sonriendo pero llorando, y lo último que oyó antes de dejarse caer en el butacón que su criado, siempre al quite y con una sonrisa de oreja a oreja, acertó a colocar tras él, fueron aquellas maravillosas palabras de su esposa: - Alain y Amanda, mi amor... Nuestros hijos. * * * Cuarta semana No cabe duda de que Le Baron du Pointlac sabe cómo organizar fiestas a lo grande. La celebración que tuvo lugar en su palacete fue algo que superó todas las expectativas: Torneo de esgrima, concurso de monta y certamen de poesía. Asistieron a la fiesta Su Excelencia el Arzobispo Robier, Edmond Narcis d'Estrées, Etienne Marchand, Ch.d'H., Eric Wirdheim, Ch.d'H., le Baron du Foix, Jean-Luc Hullin, Leclerc du Paris y Joss Len Beaumont, Ch.d'H., este último acompañado de Eléonor d'Yberville. Por supuesto, también la esposa del anfitrión, Lili Montparnasse, estuvo presente, y no se separó de Eléonor en ningún momento; parece que las damas se han convertido en grandes amigas a pesar de la diferencia de edad. La fiesta se organizó en una galería acristalada que daba a los jardines, permitiendo ver el lugar de éstos donde se organizaban los torneos. Una pequeña puerta permitía entrar y salir a los participantes, para poder reconfortarse con el calor de la sala y con unos refrigerios junto a los espectadores. Se celebró en primer lugar el torneo de esgrima, que resultó bastante igualado. Se organizó en forma de liguilla, de forma que cada participante se batió con todos los otros. Resultó vencedor Leclerc du Paris, que ganó todos sus combates excepto uno (con le Baron du Foix) que empató. Éste quedó en segundo lugar, empatando también su combate con Le Baron du Pointlac, que quedó en tercer lugar. Cuarto y quinto, respectivamente, Jean-Luc Hullin y Etienne Marchand, Ch.d'H. Éste último rompió su arma en el primer combate y tuvo que usar otra que le prestaron, cosa que probablemente le condicionó durante el resto de la competición. En cuanto al concurso de monta, fue el más concurrido (participaron casi todos los asistentes), y también el más disputado, pero el ganador indiscutible fue Eric Wirdheim, Ch.d'H., Teniente Coronel de los Carabineros de la Reina, seguido de Etienne Marchand, Ch.d'H., Mayor del mismo Regimiento. Contra todo pronóstico, Su Excelencia el Arzobispo Robier alcanzó un honroso tercer puesto. Sabemos del pasado viajero del Arzobispo, con misiones incluso a la lejana Inglaterra, en las que probablemente tuvo que pasar largas jornadas a lomos de un caballo, así que parece que nuestro clero está más preparado para la equitación de lo que a primera vista parece. En el concurso de poesía participaron Edmond Narcis d'Estrées, Etienne Marchand, Ch.d'H., Eric Wirdheim, Ch.d'H. y Leclerc du Paris. Finalmente, y en vista de la imposibilidad de que las damas que formaban el jurado alcanzasen un acuerdo, se decidió, entre risas y aplausos, declarar ganadores ex aequo a los cuatro participantes. Pero no todo fueron competiciones: por supuesto, se comió, se bebió y se bailó hasta bien entrada la madrugada, celebrando la entrada del nuevo año por todo lo alto. En fin, un gran éxito de organización para Le Baron du Pointlac y su esposa. EL CABALLERO DEL MES El título de Caballero del mes corresponde a: Le Baron du Pointlac EL PATÁN DEL MES El título de Patán del mes queda: DESIERTO NOMBRAMIENTOS HABIDOS ESTE MES 
 ANUNCIOS DE PRESENTACIONES A CARGOS 
 
 
 AGRADECIMIENTOS A Fernando y a Enric, por los fragmentos de crónica. Y a Jordi, porque la intención también cuenta.
 NOTAS DE LOS ÁRBITROS Bueno, poco que decir este mes... ¡Feliz año nuevo! FECHA LÍMITE PARA EL PRÓXIMO TURNO El plazo de entrega del próximo turno finaliza el viernes, 6 de febrero de 2015, a la medianoche (hora española peninsular). ¡Hasta pronto! ®"En Garde!" es una marca registrada de Margam Evans Limited |