| REAL CRÓNICA DE MARZO DE 1647GACETA MILITAR Cercanías de Val Tellina 
Sondrio, San Alejandro del año del Señor de 1647
 ECOS DE SOCIEDAD Primera semana 
 * * * A finales de la primera semana, un carruaje seguido de un enorme carromato llega a la puerta de las dependencias del Comisionado en la Bastilla. Cuatro fornidos mozos de abastos bajan del carromato cargado de grandes barriles. Del carruaje bajan varios individuos, sin uniforme pero bien armados y pertrechados. La escolta luce, cual condecoraciones, cicatrices y señales de batallas y contiendas vividas. Hombres sin duda curtidos y bregados en lances de honor y en reyertas. Los guardas de la Bastilla y de las dependencias del Comisionado de Seguridad Pública se ponen en alerta ante la inesperada visita. Un hombre baja del carruaje, y por sus comentarios y órdenes parece ser el que dirige la comitiva. Los guardias de la Bastilla reconocen algo familiar en ese rostro, lo han visto alguna vez, les es conocido su semblante y andares, pero no son capaces de recordar el nombre o la identidad del personaje. El caballero se acerca a los soldados más cercanos a la puerta del Comisionado de la Seguridad Pública y les comenta que el comisionado le espera, y pide su consentimiento para entrar ciertos presentes. Uno de los guardias da aviso al oficial, que recibe desde el interior de la Bastilla la orden de dejar pasar al invitado con sus presentes. Los cuatro mozos, que doblan en volumen y musculatura a los guardias, empiezan a descargar el carromato. Con gran destreza y con mucho cuidado comienzan a entrar en parihuelas los grandes barriles al despacho de la Bastilla. La voz del invitado del Comisionado aconseja suma cautela en no agitar ni mover bruscamente los enormes barriles: "No despertéis a los espíritus", dice medio en broma. El transporte se realiza sin prisa pero sin pausa y tras entrar todos los "presentes" el carromato con los mozos marcha del lugar. Tan sólo quedan a la espera la escolta personal y el carruaje del hombre que visita al Comisionado. En un ambiente relajado y distendido el Comisionado y su invitado beben y degustan con placer uno de los mejores caldos de las últimas décadas. Entonces el visitante saca un paquete y lo deja sobre la mesa del Comisionado. Un lazo de seda amarilla corona el paquete. Jean Parrot lo desenvuelve con parsimonia y abre el paquete sacando de el una bolsa de picadura de tabaco indiano y una magnífica pipa. La talla en madera es espectacular, una obra de artesanía con la enseña y el blasón del Barón du Parrot en bajorrelieve. Las yemas de los dedos del comisionado recorren suavemente el gran trabajo de talla de la pipa. En la parte posterior bajo la cazoleta, hay unas pequeñas iniciales grabadas, posiblemente las del artesano creador de esa maravillosa pieza. Jean Parrot las resigue con los dedos: C B C . El caballero no quiere quitarle más tiempo al Comisionado, pues conoce que tiene trabajo acumulado, y muchas son las urgencias e imperativos del cargo. Se despide afectuosamente y agradecido por el tiempo que le ha dedicado, que sabe que es valioso. Jean Parrot le concede el honor de acompañarlo hasta la puerta de la Bastilla mientras pasean e intercambian las últimas palabras. Ya en la calle, junto al carruaje con los escoltas a ambos lados, el caballero se vuelve hacia Jean Parrot que le observa desde el umbral de la puerta flanqueada por el oficial y los soldados. Dice algo, apenas audible para los demás, pero el movimiento de labios, la cadencia y la entonación es inconfundible para el Comisionado: "Audacia, Habilidad". * * * Segunda semana Edmond Narcis d'Estrées estaba pletórico. El éxito de su obra teatral había sido impresionante. Organizó para celebrarlo una fiesta en Les Chasseurs, a la que asistieron Joss Len Beaumont, Ch.d'H., Etienne Marchand y Leclerc du Paris, así como Mussette d'Envion y Eléonor d'Yberville, acompañando a sus respectivos galanes. El alma de la fiesta, sin embargo, fue la barrica de armagnac que llevó Joss Len Beaumont, Ch.d'H., que fue muy apreciada por todos los asistentes y acabó vacía en un tiempo sorprendentemente corto. * * * Tercera semana -Hermano abad, las labores de Obispado me han resultado particularmente pesadas estos días, y mi cabeza necesita despejarse. Os lo ruego, ordenad que preparen el carruaje para un paseo, y vos podéis acompañarme si así lo deseáis. Quien así hablaba era Su Excelencia el Obispo Robier, que se dirigía a su ayudante después de una mañana particularmente ajetreada. El discreto abad, poco amigo de palabras, asintió con un movimiento de cabeza y se retiró en dirección a las cuadras. Un rato después, el carruaje con las armas del Obispado salió del palacio, a una velocidad moderada. El recorrido fue, ni más ni menos, el de un paseo: los alrededores de les Tuileries, cercanías del Louvre, Notre Dame... Las horas pasaron, y el Obispo ordenó volver al palacio del Obispado. Al llegar allí, una figura le esperaba en el patio de cochera. Se acercó a él, le besó el anillo y le entregó un billete mientras le susurraba unas palabras al oído. El Obispo Robier hizo gesto de haber entendido, mientras su boca esbozaba una sonrisa malévola. -Hermano -le dijo a su ayudante-, creo que nuestro paseo ha sido más beneficioso que una simple escapada del espíritu. Alguien nos iba siguiendo, y ha sido capturado. * * * Cuarta semana La cuarta semana, el Ministro de Ciencias tuvo una visita un tanto singular. Leclerc du Paris le estuvo presentando los libros adquiridos en su juventud, época en la cual, además de en tabernas, pudo emplear su tiempo en recorrer centros de estudio, que en un principio fueron un eje más de sus diversiones pero que con el tiempo alentaron y alimentaron su curiosidad, sobre todo en el campo de la investigación. Leclerc du Paris le presentó a le Baron du Parrot los escritos de Ambroise Paré, así como la correspondencia y libros intercambiados con los grandes médicos Paulo Zacchia y Fortunato Fedele. Ellos fueron quienes pusieron a Du Paris en la senda del descubrimiento y le pusieron en contacto con Zacarías Janssen, el inventor del microscopio compuesto, un accesorio muy útil para cualquier investigador, y le dieron a conocer los avances de Marcello Malpighi, un joven prometedor, que afirma que se puede identificar a cualquier persona por sus dedos, en algo que él denomina dactiloscopia. Reseñó los pasajes más interesantes de los libros y las cartas, e incluso preparó varias muestras para observar por medio del microscopio compuesto (gotas de fluidos humanos y de agua del Sena). El Ministro de Ciencias mostró un educado interés en algunos casos, y un entusiasmo ferviente en otros. Finalmente, le dijo a Du Paris: -Monsieur, no estoy seguro de si todas estas investigaciones debéis presentarlas al Ministro de Ciencias o al Comisionado de Seguridad Pública. Aunque, como tengo el honor de ostentar ambos cargos, la duda es puramente académica. De todas formas, esa forma de identificar a los hombres por sus dedos es, cuando menos, divertida, pero dudo que tenga aplicación práctica ya que estoy seguro de que muchas veces esos dibujos se repetirán en personas diferentes. * * * Quinta semana -¡Monsieur d'Abril! 
 -Un caballero os espera, monsieur. Mientras el posadero hablaba, una figura se levantó desde el fondo del salón principal y, con una sonrisa, se dirigió al Real Secretario. Lo primero que éste pensó fue: "Mon Dieu, es un hombretón imponente. No me gustaría lo más mínimo tener que batirme en duelo con él". En efecto, Etienne Marchand medía casi dos metros de altura y era sobradamente corpulento como para deshacerse de cualquier rival en combate. Pero su sonrisa era afable e invitaba a la conversación. Salieron de la posada. Marchand explicó: "Aunque como sabéis he estado viviendo en el sur últimamente, ya llevo un tiempo en esta ciudad y la conozco bien. Hay unos cuantos lugares donde podemos tomar buena cerveza". Pero Etienne Marchand no contaba con que aquel día era Viernes Santo, y muchos de sus lugares de ocio habituales estaban cerrados. Recorrieron las calles durante un rato, y finalmente decidieron pedir un carruaje que les llevase a un sitio más céntrico. Dicho y hecho, en una de las avenidas más amplias encontraron un club abierto. -Aquí sirven una cerveza del Artois que no está nada mal, y también nos darán algo de comer. Efectivamente, la cerveza era más que correcta y, aunque el Real Secretario y su esposa apenas pudieron probar nada de comer porque hacía menos de dos horas que habían almorzado en uno de los mesones más famosos de la ciudad (de fama justificada), lo poquito que llegaron a picotear les resultó exquisito. Mientras tanto, hablaron de literatura, de arte y de temas diversos hasta bien entrada la noche, tras lo cual otro carruaje les devolvió primero a la residencia de monsieur Marchand y después a la posada, para descansar con vistas al largo viaje del día siguiente. * * * CABALLERO Y PATÁN DEL MES Los títulos de Caballero y Patán del mes han quedado desiertos debido a la escasez de votos. ANUNCIOS DE PRESENTACIONES A CARGOS 
 
 
 AGRADECIMIENTOS 
 FECHA LÍMITE PARA EL PRÓXIMO TURNO El plazo de entrega del próximo turno finaliza el viernes, 2 de mayo de 2014, a la medianoche (hora española peninsular). ¡Hasta pronto! ®"En Garde!" es una marca registrada de Margam Evans Limited |