| REAL CRÓNICA DE ABRIL DE 1646
		MON DIEU! 
 ECOS DE SOCIEDAD Llega Parrot a su oficina situada en la Bastilla a toda prisa con aire de haber dormido poco. Parece que la vida de casado sienta bien al espíritu, pero no al cuerpo... Mientras enfila los escalones de dos en dos, uno de los guardias le informa de que le esperan en la antesala de su despacho. Parrot pone un gesto de no saber quién puede ser. Y con paso aún más decidido emboca el pasillo que da a la puerta trasera de su despacho. Entra e inmediatamente abre la puerta principal, que da a la antesala, y ve quién le espera. -Buenos días, señor Comisionado -dice el visitante mientras entra y toma asiento en una de las sillas de confidente colocadas frente a la mesa-. He pensado que quizás queríais hablar conmigo después de lo sucedido, y se me ha ocurrido que éste sería un buen momento. Pero antes permitid que os felicite por vuesto reciente matrimonio. Parrot, mordiéndose el labio en un gesto inusual, cierra la puerta y toma asiento en su butacón. Tras medir con la mirada a quien tiene enfrente, posa dos copas sobre la mesa y escancia en ellas el contenido de una botella sin marcar. Tomando la suya y acercándole la otra al visitante, el marsellés finalmente habla: -Vos diréis. La copa es aceptada con una sonrisa. ¡JA, JA, JA! veo que no perdéis las buenas costumbres ni aun estando en el edificio más sombrío de todo París. Aqui tenéis mi aportación -de un macuto colgado en la silla saca unos bultos-: una botella de vino, de una bodega que desgraciadamente fue arrasada por los campesinos en las ultimas revueltas. De éstas quedan pocas. También he traído unas hogazas de pan y un par de capones asados, creo que os vendrá bien recuperar fuerzas. Y tenéis que ponerme al dia de lo acontecido en París estos ultimos meses. Finalmente, el Comisionado habla, con una leve sonrisa. -Ha pasado mucho tiempo, monsieur Kern. La verdad es que me apetece mucho hablar con vos... Los guardias, que no sabían que esperar al ver entrar tan decidido al Comisionado en su despacho y estaban al quite montando guardia en la puerta, sólo escuchaban el entrechocar de unas copas. * * * 
Al túmulo de Christian Brass de Creville * * * Ante Guillaume du Foix se alzaban dos pilas enormes de papeles, perfectamente alineados en la mesa del pequeño despacho que le habían preparado en la Bastilla. Estar entre esos muros siempre le había dado un escalofrío, pero era el mejor ambiente para la tarea que tenía que realizar. Los informes que había solicitado incluían hasta el más mínimo detalle, pero ahora le tocaba leerlos atentamente, buscando cualquier indicio que llevara a alguna conclusión. Mucho trabajo para hacerlo a la luz de las velas. En ese momento, un soldado interrumpió sus pensamientos llamando a la puerta. -Excelencia, ya han llegado aquellos a quienes habíais llamado. No se han visto entre ellos y os esperan en habitaciones separadas. -Perfecto. Empezaremos por el criado -respondió Du Foix mientras encendía su pipa, y acto seguido se levantó-. Llevadme ante él, quiero comenzar cuanto antes, va a ser un mes demasiado largo. Traedlo a la sala... pero antes llamad a nuestro invitado. Crispín se movía nervioso en su espera, le habían citado allí, en La Bastilla, la terrible y espantosa Bastilla, para responder preguntas referentes a su amo y lo último que recordara de los momentos antes de la explosión. O eso creía él. La verdad es que conocía poco al Chevalier du Foix, y aunque lo había visto alguna vez en el Teatro junto a su amo no sabía qué esperar de él. Apenas llevaba cinco minutos de espera desde que había llegado, pero por el sudor que acumulaba bien podrían haber sido muchas horas. Esperaba poder acordarse de todo y dar todas las respuestas que le requirieran, pues sabía que alguna de ellas podría llevar a los investigadores a la caza del culpable del más terrible de los sucesos. La puerta que tenía cercana se abrió, y salió de ella una figura rechoncha escoltada por dos guardias. El hombre tenía la cara pálida, blanca, como si hubiera presenciado algo terrible en la habitación donde salía. Chorros de sudor cruzaban los lados de su cara, donde el pelo se le pegaba. Los soldados le empujaban, pero cuando paso frente a él creyó reconocerlo: el casero de su amo. Iba a levantarse para hablar con él, pero otros dos guardias le agarraron e instaron a entrar en el cuarto de donde el casero había salido. Había llegado la hora, aunque la cara del casero le había hecho cruzar una duda por su mente. ¿Qué sería aquello que había visto para que saliera con los ojos desencajados? -Crispín, ¿cierto? -el hombre sentado, aspirando humo de una hermosa pipa, era quién hablaba de esta manera-. Tomad asiento y comencemos, hay mucho que hablar y el tiempo apremia -y dirigiéndose a los guardias añadió: -Vosotros, podéis retiraros hasta nuevo aviso. Con gesto firme se sentó enfrente de aquel hombre que le había mandado llamar. Escuchó la puerta cerrarse cuando salieron los guardias e intentó escrutar la cara de su interrogador, pues tenía claro que estaba siendo sometido a un interrogatorio. El ambiente, la luz, el lugar... -¿Podemos empezar? -Esta vez el tono fue más elevado, casi parecía que el tal du Foix no hablara con él, sino con otra persona presente en la habitación. De hecho, Guillaume du Foix estaba mirando hacía una esquina. Crispín desvió su mirada hacía allí y le pareció ver una figura entre la penumbra. Era indudable que estaba sucio y parecía malherido, parecía que se cubría el cuerpo con una manta, y los pelos, tan sucios que no podría designar su color, caían sobre una cara chupada... había tantos parecidos, no podría ser él, imposible. Aunque tal vez la explosión... -¡Mon Dieu! -fue lo único que consiguió articular Crispín antes de caer desmayado. EL CABALLERO DEL MES El título de Caballero del mes queda DESIERTO EL PATÁN DEL MES El título de Patán del mes queda DESIERTO NOMBRAMIENTOS HABIDOS ESTE MES 
 
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 AGRADECIMIENTOS 
 NOTAS DE LOS ÁRBITROS 
Este mes la crónica no está dividida en semanas. El problema es, simplemente, que hay unas semanas sin nada relatable y otras "cargaditas",
y no me veo con tiempo para inventar desde cero (ojo: "relatable" no significa "importante": significa "que pueda hacerse público"). FECHA LÍMITE PARA EL PRÓXIMO TURNO El plazo de entrega del próximo turno finaliza el viernes, 7 de junio de 2013, a la medianoche (hora española peninsular). ¡Hasta pronto! ®"En Garde!" es una marca registrada de Margam Evans Limited |