| REAL CRÓNICA DE AGOSTO DE 1644GACETA MILITAR Le Perthus Es media mañana, pero la espesa niebla o, mejor dicho, las nubes bajas, hacen que la luz parezca de amanecer. Un pequeño grupo de jinetes cruza el puerto de montaña y se dirige a La Jonquera. Al llegar a un recodo del camino, se detienen. Seis hombres les esperan, sobre cuatro caballos y dos mulas. Los que montan las mulas van atados. André du Calamar, que capitanea el grupo que acaba de llegar, desmonta y se acerca a los que esperan. -Veo que traéis a los prisioneros. ¿Quién es el responsable del grupo? -Yo mismo -responde una de las figuras en la niebla-. ¿Traéis el oro? -Aquí lo tenéis -Du Calamar le lanza una bolsa que el otro atrapa al vuelo, a pesar de que parece pesada. La abre, mete la mano y revuelve el contenido. -No hará falta contarlo. Por el peso no parece que falte nada. Además, seremos enemigos, pero no por ello menos hombres de honor. Y diciendo esto, con una vara azota las mulas, que inician un trote hacia Du Calamar y su gente. Mientras, el jinete se guarda la bolsa de oro y, con un gesto, ordena partir. Mientras el grupo de españoles galopa hacia el sur, Du Calamar y sus acompañantes desatan a Christian Brass de Creville y Ethan Villon entre abrazos y risas. 
 ECOS DE SOCIEDAD Primera semana Amanece en París1. Un pelotón de soldados se detiene frente a un portal del barrio de Saint Honoré. Le Baron de Lemaitre, que lo encabeza, se adelanta dos pasos y golpea fuertemente la puerta con el bastón de mando: -¡¡¡ABRID!!! ¡¡¡ABRID EN NOMBRE DE SU MAJESTAD!!! Al cabo de unos momentos se abre una ventana del primer piso, y la cabeza de un viejo, desdentado y con los escasos pelos blancos revueltos, asoma e interpela al grupo, que levanta la cabeza. -¿Desde cuando Su Majestad se dedica a molestar a sus súbditos a estas horas? ¿No tiene ya cortesanos que le aguanten día y noche? -¡Mide tu lengua, viejo, si quieres conservarla! -el Mariscal responde secamente-. Buscamos al Comisionado de Seguridad Pública, Julius Kern. ¿Sois acaso su criado? -¿Tengo yo cara de ser semejante sinvergüenza? No, Excelencia -el tono del viejo se modera y se vuelve más respetuoso a medida que se va despejando y repara en la categoría de su visitante-, soy su casero. El criado ha seguido a su amo al frente de batalla. ¡Bien necesita monsieur Kern un mochilero, y ese tunante del criado un poco de oreo en el frente que le enfríe la cabeza! De todas formas, Excelencia, si necesitáis poneros en contacto con él, seguro que el correo militar... -pero se interrumpe al ver que el pelotón ya da media vuelta y, calle abajo, se va por donde ha venido. 
 1: ¿Cuántas veces habré utilizado esta frase para indicar el primer suceso de un turno? * * * Al rato, el pequeño contingente llega frente a la puerta del patio de la Bastilla. La guardia los ve llegar y los espera alerta. -¿Quién va y por qué van armados? -el sargento de guardia se adelanta y sale al encuentro del grupo. Lemaitre se apea del caballo y pronuncia una sola palabra: -Gimblou. -No os entiendo, señor -el tono del sargento es respetuoso, pues ha reconocido al Mariscal. -El prisionero Gimblou. ¿Dónde está? -Esperad un momento, señor. Avisaré al oficial de guardia. Tras breves momentos aparece el oficial y se dirige al Mariscal con una sorprendente noticia. -Excelencia, vuestro criado ya no se encuentra aquí. Ayer mismo nos llegó una orden del Comisionado Kern para que lo pusiéramos en libertad. Supongo que se habrá ido a vuestra residencia... -Gracias, capitán. Iré a mi casa a comprobar si es así. No obstante, antes me desviaré para hacer una pequeña visita. -Siempre a vuestras órdenes, Excelencia -dijo el capitán sin comprender. Lemaitre se sube al caballo y, seguido de sus hombres, se dirige a su palacete. Antes, sin embargo, la comitiva da un rodeo por Saint Honoré hasta llegar otra vez a la casa de Su Excelencia el Comisionado Kern. Sin bajarse del caballo, el Mariscal utiliza su bastón para golpear la puerta con energía. Otra vez asoma la cabeza del viejo. -¿Sigue sin estar en casa el Comisionado? Si está en casa decidle que salga. Si está y si no es el cerdo cobarde que es, claro. -Ya os he dicho que Monsieur Kern no está en casa. Se encuentra en el frente. -Pues decidle que esto es lo que pienso de él -y diciendo esto escupe en el suelo. El grupo sigue hasta el palacete de Lemaitre. Al llegar, el Mariscal desmonta y entra corriendo por la puerta de las cocinas. En efecto, allí está el criado, sentado en un taburete y despachando un huevo frito en grasa; un poco más flaco, pero en un estado razonablemente bueno. El Vizconde pasa el brazo por los hombros de Gimblou, que se sorprende ante la familiaridad. -¡Por fin estáis en casa mi buen Gimblou! ¡Pero no os conforméis con ese huevo grasiento! ¿Unas perdices en salsa, quizás? Luego hablaremos. Tenéis mucho que contarme... * * * 
No he de callar por más que con el dedo Tercera semana Esta semana, Fray Bernard ha ofrecido una misa extraordinaria en el convento de Saint Jacques, para celebrar la fiesta de Nuestra Señora de la Asunción. Finalizada la ceremonia, fray Bernard ha acompañado a los asistentes a una visita guiada de las obras del nuevo Hospicio, explicando con todo detalle los pormenores del proyecto. NOMBRAMIENTOS HABIDOS ESTE MES 
 ANUNCIOS DE PRESENTACIONES A CARGOS 
 _ ------------ Inicio de la estacion de OTOÑO ------------ 
 
(*: El Gobernador Militar de Paris necesita nivel social 10; los demas, 8) 
 NOTAS DE LOS ÁRBITROS Recordad: este próximo mes finaliza la campaña militar de verano, salvo que los mandos decidan lo contrario para las unidades que comandan. Gracias Hibou por la coplilla, y también a Sergio por el material sobre la visita a la Bastilla (¡y perdón por el copy-paste salvaje!) El plazo de entrega del próximo turno finaliza el viernes 30 de septiembre de 2011, a la medianoche (hora española peninsular). ¡Hasta pronto! ®"En Garde!" es una marca registrada de Margam Evans Limited |