GACETA MILITAR
Pirineo catalán
   -Bueno, esto ha sido fácil. Ojalá todas las campañas fuesen como ésta.
Olivier d'Arzac y Philippe Valmont se dedicaban a contar doblones españoles de oro y a hacer montoncitos brillantes. A pocas
leguas de allí, en el campamento de los Mosqueteros del Rey, Pierre Chardin, Ch. d'H. contemplaba a sus hombres realizando
parecida actividad. Él personalmente no había conseguido ningún botín, pero su valor en combate le
había reportado una mención en la Orden. "El honor es lo que cuenta", pensó.
Mientras, Clément du Cazotte consolaba a su ex-camarada Parrot, que no había tenido ni tan siquiera la oportunidad
de entrar en acción ya que los Cadetes habían quedado como línea de refuerzo y la fortaleza de Opol
se había rendido sin oponer resistencia:
   -Tranquilo, mon ami. Nos queda mucha campaña por delante. De
entrada, seguro que Salces va a dar más guerra y los Cadetes podrán lucirse.
   -No sé yo, mon brigadier, no sé yo... Los catalanes están descontentos con su Rey
y, aunque estratégicamente eso juega en nuestro favor, también significa que quizás no haya acción
suficiente para todos.
Mientras tanto, no muy lejos de allí, en Salces, la situación no era tan tranquila. Henri Daralan, como teniente coronel de los Coraceros del Príncipe de Condé, organizaba el asedio de la fortaleza a la espera de la llegada de refuerzos. Los Carabineros de la Reina también tomaban parte en la operación, así que inicialmente Henri Daralan y Jean-Louis de Faverolles tenían abundantes ocasiones de charlar. Pero cuando los Coraceros fueron destinados a labores de forajeo y aprovisionamiento, tuvieron que posponer sus charlas para el regreso de la campaña ya que perdieron toda ocasión de verse. Se despidieron alegremente la noche antes de que los Coraceros levantasen campamento, y nada hacía suponer a Jean-Louis de Faverolles el trágico final que sufriría su camarada.
ECOS DE SOCIEDAD
Primera semana
Isabel d'Artois se aburría soberanamente. Después de haber ido a despedir a "su" Henri cuando partió hacia el frente, los primeros días fueron de intensos padecimientos para ella y de monumental paciencia para su doncella: "¿Pasará frío?", "Pero señora, ¡si estamos en julio!", "¿Pasará hambre?", "No os preocupéis, señora; en el Pirineo siempre hay caza en abundancia". Pero estas reflexiones fueron dando paso a la rutina del día a día, y la espera se convirtió en algo monótono y habitual.
Segunda semana
Unos golpes secos sonaron en la puerta de la casa de Isabel d'Artois; su doncella bajó a abrir y recogió
una carta sellada. "¡Date prisa!", se oyó desde el piso superior. "¡Seguro que es de Henri!"
La impaciente Isabel arrancó, más que tomó, el sobre de manos de la doncella y, tras rasgar el
envoltorio, comenzó a leer. Súbitamente su rostró tomó una palidez mortal y, exhalando un "ah" ahogado,
cayó al suelo desmayada. La doncella, mientras pedía ayuda a gritos, la arrastró como pudo hasta uno de los sillones, tras
lo cual recogió el papel del suelo y comenzó a mirarlo con atención. En tal actitud la encontró el
mayordomo cuando acudió a la llamada. "¿Qué ha ocurrido? ¿Qué dice ese papel?" "No tengo ni idea", fue la
respuesta. "¿O es que te crees que sé leer, como esa marisabidilla del ama de llaves de la condesa?"
Tras lo cual se dedicaron ambos a reanimar a su señora, la cual nada más recuperar el conocimiento prorrumpió en
inconsolables lágrimas, releyendo una y otra vez el papel con sus ojos enrojecidos:
Tercera semana
Pierre de la Foignerant terminó de hacer, con la hebilla de su cinturón, una marca más en la pared de su celda. Un día más en los siniestros calabozos del Comisionado de Seguridad Pública, aunque sospechaba vivamente que el monje que le había interrogado por enésima vez tenía que ver más con el Ministro de Estado que con Jean-Baptiste Le Rond, Ch.d'H. "Debo esperar, esperar, esperar..." pensó. "Mi momento llegará... en su momento. ¡JA JA JA JA JA!"
Cuarta semana
En l'Epée d'Or, pese a la campaña de verano, reinaba una cierta animación. Damas y caballeros entremezclaban
sus animadas charlas en el salón principal del club, produciendo un alegre rumor. De pronto, una silueta se
dibujó tras las cristaleras del salón; un instante después la puerta se abrió, y una figura hizo su
aparición. Poco a poco, al reparar en el recién llegado, las conversaciones fueron cesando, y un
silencio glacial acabó apoderándose de la estancia. Todas las miradas estaban centradas en la figura púrpura
que, apoyada en un bastón, avanzó hasta la barra, lanzó una irónica sonrisa y dijo:
  -Buenas tardes, damas y caballeros. Es agradable estar de vuelta.
CARGOS PARA EL MES DE AGOSTO
Durante este mes no se renuevan cargos.
CARGOS PARA EL MES DE SEPTIEMBRE
                                                 N.S.     Quien
         Cargo            Requisitos            minimo    nombra
----------------------- ----------------------  ------  ------------
Ministro de Exteriores  Brgder. o Baron           10    Min.Estado
Gobernadores Militares  Tte.Gral. o superior    8/10*   Rey
Aide del Dauphin        Capitan                    9    Dauphin
Aides de los Generales  Mayor                      6    Generales
Ayudantes de Regimiento Capitan                    3    Coroneles
(*: El Gobernador Militar de Paris necesita nivel social 10; los demas, 8)
EPILOGO
  -Los rumores acerca de mi muerte han sido ampliamente exagerados, mon cher ami.
Jean-Louis de Faverolles, echado en su jergón en la tienda de campaña plantada bajo las murallas de la recién tomada Salces,
no podía creer a sus oídos. Se levantó y, forzando los ojos en la penumbra, respondió:
  -¿Henri?¿Sois realmente vos?
  -Eso me dijo el diablo cuando me vio-respondió Daralan con una carcajada-. Al parecer
hubo una confusión, y las noticias han llegado algo distorsionadas al campamento. Mientras
estábamos fuera, llegó el despacho de ascenso a Brigadier de monsieur Lalande, y el mío propio
a Coronel, de modo que durante un tiempo fui Coronel sin saberlo. Cuando volví de la expedición,
me asombré de que se me recibiera con tanto entusiasmo, Es cierto que cayó el coronel de nuestro
Regimiento, pero fue el anterior coronel, monsieur Lalande, no el nuevo, que es el que tenéis
ante vos, completamente vivo como podéis comprobar. Cierto es que nadie le tenía demasiado aprecio debido a su mal carácter,
pero hay que reconocerle su gran talento militar y su valor al dirigir expediciones en primera línea.
¡De mortui nil nisi bonum! -concluyó.
  -Pero, ¡dejad que os vea, mon ami! -aquí Faverolles encendió una vela-. No sabéis la
alegría que me dais. Pero... -y aquí su rostro se ensombreció- una cosa lamento, y es que habré
hecho sufrir innecesariamente a vuestra querida Isabel. Consideré mi obligación de amigo encargarme
de que el Mando le hiciese llegar una carta comunicándole vuestra muerte, y seguramente a estas horas
debe estar deshecha en lágrimas.
  -Pues ha llegado el momento de darle una alegría, y seguro que ésta conllevará su perdón
hacia vos, ya que fuisteis engañado por las circunstancias y no el artífice de una mentira. Con
vuestro permiso, me retiro a mi tienda a escribirle una larga y cariñosa carta. ¡Bonne nuit, mon ami!
NOTAS DE LOS ÁRBITROS
Bueno, turno tranquilo éste, como todos los veranos. Entre los que están en el frente y los que están de vacaciones, apenas ha habido movimiento en París... afortunadamente, porque nuestras propias vacaciones también han sido un obstáculo para procesar decentemente.
Más de uno (y de una) se preguntará: ¿a qué ha venido lo de Daralan? Bueno, eso lo explicaré en el blog. Avisaré en la lista de correo cuando esté el texto puesto.
El plazo de entrega del próximo turno finaliza el viernes 1 de septiembre de 2006, a la medianoche (hora española peninsular).
¡Hasta pronto!
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