Santa Catalina, norte de España 
Mientras esto ocurría, Clement de Guer luchaba con valentía no lejos de allí, lo que le valió una mención en la Orden y el ascenso a Coronel cuando
su inmediato superior encontró un puesto en el generalato. 
 
 
Primera semana La otra reunión fue más seria: Armand de Noisel, Clement de Cazotte, Dominic Sanglant, Jacques de la Loire, Ch.d'H., Maurice de La Fontaine y Victor Respol se encontraron en Philippe le Rouge para planificar la expedición
de rescate que tendría lugar dentro de dos semanas. Villiers Daugé de Chevreuse se excusó de asistir puesto que debía encontrarse con Armand de la Fère en prisión para
preparar el juicio.
 
  -¡Estoy muy ocupado! -gruñó el padre Martin du Heyn cuando un criado llamó
a la puerta de su despacho. 
      Mi estimado Martin:
  Gracias por el servicio prestado el mes anterior. Nunca antes había
tenido una muda tan limpia y tan bien planchada, y la fragancia que la perfuma es exquisita.
Así es que, si me haceis el favor, lavadme estas tres que os envío, sé que
hareis un trabajo igual de eficiente con ellas que con la anterior. También os entrego
20 coronas como pago por vuestros  servicios, el mes pasado y éste, lo que viene a dar
una suma de 5 coronas por limpieza y planchado de cada muda. Además, quiero ofreceros un
puesto de criado a mi servicio, ya que no dudo que habeis nacido para el oficio, y mi buen Deuxmont
bien agradecería un compañero como Vos. Ya sé que el salario normal de un criado
son unas 3 coronas semanales, pero  conociendo vuestro rango y vuestra posición, estoy dispuesto
a pagaros no menos de 30 coronas semanales si aceptais mi oferta. 
Mientras tanto, en un vacío Théatre Royale, Laurent de Boisier y su dama disfrutaban de una excelente representación teatral.
 
Segunda semana Esta semana estuvo marcada por el juicio a Armand de la Fère. El Ministro de Estado Denis Lavoisier, Comte d'Ille juzgó el caso, el Comisionado el padre Martin du Heyn presentó los cargos
y Villiers Daugé de Chevreuse defendió al acusado. Asistieron además Agrippa d'Aubigne, Laurent de Boisier y Jean François LaCroix, éste último en calidad de testigo presencial de los hechos. En primer
lugar, el padre Martin du Heyn presentó los cargos: A continuación, la defensa presentó su alegato: Aquí Villiers dio la palabra al acusado, quien habló de la manera siguiente: Tras lo cual le comte d'Ille le preguntó cómo se declaraba en relación a los hechos, a lo que el acusado respondió: Al oír su nombre, le comte se levantó y presentó su testimonio: Finalmente, tras un intervalo de deliberación, le Comte d'Ille mandó poner en pie a los asistentes y dictó su sentencia: Tras lo cual Armand de la Fère fue escoltado de nuevo a su celda, aunque la siguiente semana se le permitió participar en la operación de rescate.
Desconocemos si partirá hacia el frente el próximo mes.
 Pero la mayor sorpresa se la llevó Denis Lavoisier, Comte d'Ille al regresar a su mansión. Al parecer alguien había conseguido entrar en ella pese a
las medidas de seguridad y, cuando recorrían sigilosamente uno de los pasillos, una criada se tropezó con ellos y dio un chillido de
alarma. Rápidamente la guardia personal de le comte intervino y, pese a que casi todos consiguieron huir, uno de los componentes
del grupo fue capturado. No lejos del lugar donde fueron descubiertos, se encontró una bolsa con cien coronas y un papel manuscrito:
 
Tercera semana 
AVISO PÚBLICO 
Cuarta semana El domingo siguiente tuvo lugar el enlace nupcial de Jean Picard, Ch. d'Honneur, celebrado por el padre Martin du Heyn. Éste, totalmente repuesto de su resfriado,
ofició con voz potente la ceremonia, de modo que ningún invitado se quedó sin oírla. Al término de la misa, regresó a su
despacho y encontró una nota del cardenal Richelieu que decía lo siguiente:
 A continuación os indico algunas observaciones que realicé durante la misa
para que no se repita lo de hoy:
 - No hay necesidad de poner una rodaja de limón en el borde del cáliz.
- Evitad apoyaros en la imagen de la Virgen y mucho menos abrazarla y besarla.
- Cuando os refirais a los mandamientos, recordad que son 10 y no 12.
- Los apóstoles eran 12 y no 7 y ninguno era enanito.
- No nos referimos a nuestro Señor Jesucristo y sus apóstoles como "J.C. y sus muchachos".
- David derrotó a Goliat con una honda y una piedra. Nunca le reventó el culo a pedradas.
- No nos referimos a Judas como "ese cabronazo".
- No se debe tratar a Su Santidad el Papa como "El jefe".
- El agua bendita es para bendecir y no para refrescarse la nuca.
- Nunca digais la misa sentado en la escalera del altar y mucho menos con el pie encima de la Biblia.
- Las Sagradas Hostias son para la Eucaristía. No deben ser usadas como canapé para acompañar el vino.
- En el ofertorio los fieles entregan limosna voluntaria; os ruego quiteis el letrero que dice "su propina es mi sueldo".
- Los herejes y pecadores se van al infierno y no a "tomar por culo".
- El Padrenuestro se debe rezar alzando las manos al cielo, no haciendo la ola.
- La iniciativa de llamar a los fieles para bailar fue buena, pero hacer el trenecito por toda la iglesia, NO.
 IMPORTANTE: ¡Aquél sentado en el rincón del altar, al cual vos os referisteis como travestido con faldita era YO!
 Soy, monsieur, vuestro más humilde servidor.
Armand Jean du Plessis, Cardinal-Duc de Richelieu
 
Después de la ceremonia, los invitados se dirigieron a la nueva residencia de la feliz pareja. Formaron el alegre
cortejo Agrippa d'Aubigne, Armand de Noisel, Clement de Cazotte, Denis Lavoisier, Comte d'Ille, Dominic Sanglant, Jacques de la Loire, Ch.d'H., Jean François LaCroix, Laurent de Boisier, el padre Martin du Heyn y Maurice de La Fontaine, siguiendo la carroza nupcial. En la verja se
encontraron con Villiers Daugé de Chevreuse, que omitió ir a la iglesia y decidió esperar en la entrada de la residencia. Hubo regalos de todo
tipo: desde un decorativo cuadro entregado por Clement de Cazotte, hasta una lujosa espada del comte d'Ille. También hubo quien llevó regalos
"con segundas", como por ejemplo Jacques de la Loire, Ch.d'H., que les ofreció una hermosa cuna de madera noble española. Laurent de Boisier ofreció un hermoso
bureau de tipo cilíndrico con persiana, una verdadera innovación, y Jean François LaCroix ofreció una espléndida vajilla de porcelana de China. En
la fiesta se sirvió todo tipo de manjares y caldos del país. Hubo a continuación baile presidido por una orquesta, juegos de salón y,
como viene siendo habitual en las fiestas de alto copete, un espectáculo pirotécnico, aunque esta vez precedido por una bandada de
palomas que unos criados soltaron desde debajo de un balcón, a pesar de que las palomas, animales poco dados a la vida nocturna,
se negaban a volar y hubo que espantarlas un poco con unas escobas. Mientras tanto, en la parte trasera de la casa, la que da a las
cocinas, se daba de cenar a todos los pobres que lo pidiesen.
 En resumen, una excelente ceremonia en la que prácticamente toda la créme de París que no se hallaba en el frente se dio cita,
faltando solamente el solitario Gerard Ampourdan, que se fue a Philippe le Rouge, y Victor Respol que no salió de su buhardilla en toda la semana,
quedándose levantado hasta altas horas de la noche tal como atestiguaba la mortecina luz de una vela que se veía a través
de su ventana.
 
 
Tanto el Ministro de Estado, le comte d'Ille, como el Ministro de la Guerra, le comte de Saint Ruy, han renovado sus
respectivos cargos.
 
 
 
 
 
 
 
El plazo para enviar el próximo turno (febrero de 1636) termina
al final del viernes 28 de febrero de 2003. Recordad que estaré
en Canadá, así que no podré recoger los turnos más tarde de
las seis de la tarde del viernes, hora de Toronto, es decir, las cero
horas del sábado en España. En otras palabras: ¡sed puntuales!
 
 
GACETA MILITAR
Tampoco hubo suerte esta vez con la tentativa de rescate de los prisioneros en el enclave cantábrico. El esquife "Relámpago" arribó
a las rocas que rodean Santa Catalina durante la noche, y el grupo de rescate, formado por Armand de la Fère, Clement de Cazotte, Dominic Sanglant, Jacques de la Loire, Ch.d'H., Maurice de La Fontaine y Villiers Daugé de Chevreuse,
comenzó a trepar con la ayuda de garfios y de una innovadora invención de Jacques de la Loire, Ch.d'H.: unas botas modificadas clavando tachuelas desde
dentro de la suela hacia fuera, de modo que los clavos, al sobresalir, procuraban un excelente agarre sobre la roca, incluso aunque ésta
estuviese húmeda y resbaladiza como era el caso. Sin embargo, de poco sirvió el ingenio de los expedicionarios: la guardia se encontraba
alerta y, pese a las maniobras de distracción que el "Relámpago" realizó, simulando un ataque, la estrecha vigilancia del perímetro hizo
que el rescate tuviese que abortarse y la partida volver por donde había venido.ECOS DE SOCIEDAD
El mes empezó con dos reuniones: una de ellas fue totalmente improvisada, y la otra motivada por la necesidad de planificar el rescate
de los prisioneros de guerra. La primera tuvo lugar en le Crapaud et l'Apricot, donde Agrippa d'Aubigne se encontraba ocupadísimo organizando la
fiesta de despedida de soltero de Jean Picard, Ch. d'Honneur. Como ésta tenía que ser una sorpresa, al oír la voz en el vestíbulo Agrippa d'Aubigne salió corriendo hacia
allí como alma que lleva el diablo, saludando al novio casi con un empujón y diciéndole: "Hombre, monsieur, vos por aquí, precisamente
quería discutir unas cosas con vos que... ¡venid, venid!" y se lo llevó a otro salón, donde empezó a darle de beber hasta que lo dejó
lo bastante manso como para meterlo en un carruaje y mandarlo de vuelta a su casa. Sólo cuando los cascos de los caballos resonaban
sobre los adoquines, Agrippa d'Aubigne se permitió lanzar un suspiro de alivio.
  -Es un paquete, Excelencia -se atrevió a responder el sirviente a media voz-. Lo han traído
de...
  -¡Déjalo encima del aparador y no me molestes más! ¡Ya lo miraré
cuando acabe de preparar este maldito juicio!
El criado, sabedor de que es mejor no distraer a su amo cuando éste tiene la mente en otras cosas,
dejó el paquete donde le habín indicado y se retiró con una breve reverencia que ni siquiera
fue vista por el Comisionado.
Pero la curiosidad es un defecto muy humano, y al poco el arzobispo estaba desenvolviendo la tela que cubría
el misterioso bulto. Tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para dominar su cólera cuando vio que el
contenido consistía en tres mudas de ropa sucia, una bolsa con veinte coronas y una nota:
             Atte.
             Armand de La Fère
Señoría, este hombre no es la primera vez que le encontrais ante vos, no
sólo en la jurisdicción civil sino también en la militar. Ha quebrantado
varias veces el Edicto contra el Duelo, y esta vez ha ido mucho más
lejos, arrebantando la vida a otro semejante. Alega que todo fue un
accidente, y me niego a creerlo en vista de las evidencias. Las amenazas entre
ambos caballeros anteriores a la fatidica fecha fueron constantes y de
público conocimiento. Además, para un simple ejercicio de esgrima debieran
usarse armas sin filo, de tal manera que no perjudiquen al adversario con
"accidentes" como estos.
Por mi parte y ante la gravedad de los hechos, solicito la prisión por tiempo
de 8 meses, sumadas las penas por el fallecimiento y la reincidencia y
rebajando como agradecimiento a su inmediata puesta a disposición de la
Justicia y arrepentimiento por lo sucedido.
Propongo no obstante que su pena sea conmutada por un plazo adecuado en el
frente, sirviendo a Francia y tratando de redimir todo el mal causado. Espero
asimismo que recapacite sobre sus últimos actos y las consecuencias que los
mismos han tenido.
Por otro lado, agradezco el testimonio del Comte de Saint Ruy, aunque debo
lamentar que el mismo llegase tan tardiamente y por ello obstaculizara en
parte la investigación realizada. Debo recordar los bandos públicos pidiendo
colaboración por la tragedia acaecida, y el Ministro de la Guerra allí
presente no tuvo a bien siquiera comunicarme en su momento lo que sus ojos
pudieron contemplar.
Señorías, comparecemos ante este tribunal de justicia para esclarecer
las acusaciones que pesan sobre mi defendido. su alegato es de inocencia.
El coronel de la Fère no sólo ha servido con lealtad a la corona,
sino que fue destacado con una mención de honor en la Orden durante las
campañas de Flandes, por su valor en el combate y sus dotes de mando.
Un soldado de su naturaleza es más necesario en el frente que en una celda
de la Bastilla. Nuestro discurso es sencillísimo de comprender y demuestra
que la muerte de Alceste de la Haine fue fortuita, no a causa de un duelo a
muerte. Contamos con un testimonio que desmiente vuestras acusaciones, si
nos hacéis la merced de escucharlo.
Tras una agria discusión con M. de La Haine en la cual nos descalificamos mutuamente,
nos retamos a defender nuestro honor en el campo de las armas. Mas como no se pudo
cumplir inmediatamente dicha resolución debido a mi último encarcelamiento, esto sirvió
para enfriar los ánimos y solucionar nuestras diferencias en privado. Mas para que nuestro
honor no se resintiera por la anulación del duelo, aceptamos compartir una sesión de
entrenamiento con la espada en mi lugar habitual para tales efectos, que es el patio
de armas del cuartel del regimiento que comando, lugar habitual de instrucción y
aprendizaje de los soldados que comando. También fueron invitados para participar
en el mismo ejercicio Jean François LaCroix y Silvestre Ruisseau, este último no pudo
acudir dado su triste fallecimiento la primera semana del mes de Noviembre.
Mientras practicaba con M. Alceste de La Haine, ocurrió el desafortunado incidente: tras
las lluvias de esa misma mañana, el piso del patio se encontraba mojado y resbaladizo
y al efectuar un rutinaria posición de ataque sufrí un resbalón que desvió la hoja de mi
espada con tan mala fortuna que fue a impactar en el cuello de un sorprendido M. De
La Haine debido al extraño producido por el arma. La tragedia fue inmediata, ya que
la estocada seccionó la yugular de M. De La Haine y a pesar de mis conocimientos
en medicina, de todos es conocido que mi padre es médico y que fui su aprendiz
durante mi infancia y adolescencia, así como la pronta intervención de los prácticos
militares de mi regimiento, no se pudo hacer nada por salvar la vida de M. Alceste
de La Haine.
Inocente del cargo de haber incumplido el Edicto contra el Duelo redactado por Su Eminencia el Cardenal Richelieu y firmado por Su Majestad.
Culpable de negligencia y responsable único y directo de la muerte de Alceste de La Haine. Como respaldo, deseo aportar el testimonio
de le comte de Saint Ruy, que voluntariamente lo ofrece.
Ese dia, por motivos de mi cargo como Ministro de la Guerra y Mariscal de
Francia, me encontraba en el acuartelamiento de los Coraceros del Príncipe
de Condé, del cual es Coronel el acusado, M. de la Fère.
En un momento dado, al pasar por el patio de armas, encontre a M. de la
Haine y M. de la Fère, practicando esgrima.  Al acercarme fui invitado por
ambos a quedarme y ver como compartían esos momentos y, además del interés
por ver a dos buenos espadachines, quise disfrutar de esta interesante práctica.
En unos de los avances de M. de la Fère, este sufrio un inoportuno resbalón,
debido a encontrarse mojado el suelo por la lluvia caida en las últimas
horas, con la mala fortuna de darle una estocada en el cuello a M. de la Hayne,
seccionándole la yugular.
Rápidamente intervinimos, taponando la herida y avisando a los servicios
médicos del acuartelamiento, que sólo pudieron certificar la muerte de M. de
la Haine.
Desgraciadamente, por un simple accidente se ha perdido la vida de un gran
oficial y caballero de esta nación.
También quiero hacer constar que hasta el dia de la fecha no he hecho
públicos estos datos para no influenciar negativamente en la investigación,
dada mi conocida enemistad con el regimiento del fallecido.
Habiendo escuchado a todas las partes implicadas en este dramático
suceso, por el cual Francia ha vuelto a perder a uno de sus hijos bajo el
peso de un arma francesa, explicaré los motivos de la sentencia que
dictaré a continuación:
No podemos negar que Armand de la Fère ha destacado siempre por ser un
hombre de fácil acero, saltándose a su antojo en numerosas ocasiones el
Edicto contra el Duelo buscando las argucias más descabelladas para tales
propósitos. Las declaraciones del acusado, la acusación y los testigos no
son precisamente unánimes, quedando algunos puntos determinantes sin
explicación. El más importante aspecto es la utilización de armas de
filo, no romas o debidamente preparadas para una "sesión de entrenamiento",
como así la ha definido el acusado. En segundo lugar, mientras que el
acusado ha pretendido convencer al tribunal de que esta supuesta "sesión de
entrenamiento" había sido previamente organizada y que incluso contaba con
dos invitados (o padrinos, según se entienda), entre los que se encontraba
el muy respetable Comte de Sant Ruy, el Ministro de Guerra ha expresado que
se encontraba en el lugar de los hechos por puro accidente. Queda por tanto
de este modo puesta en evidencia la declaración del acusado, que de
querer defender su inocencia con supuesta veracidad pierde de este modo su
credibilidad. En tercer y último lugar, este tribunal no puede sino mostrar
su desagrado ante la conducta del Comte de Sant Ruy, que no notificó con
la debida rapidez un hecho tan terrible e importante como la muerte de uno de
los oficiales del ejército en unas circunstancias tan oscuras, dificultando
la labor de las autoridades para esclarecer este suceso con prontitud y
dejando pasar un tiempo que resultó ser determinante para la solución del
caso. Sin duda los motivos que M. Lacroix ha expresado a este tribunal son
insuficientes y de una simpleza impropia de sus altas responsabilidades. No
obstante, no pongo en duda la palabra de nuestro Ministro de Guerra ante la
no intencionalidad de Armand de la Fère para causar la muerte a Alceste de
la Haine.
Como conclusión, las pruebas aportadas por la defensa para alegar el no
incumplimiento del Edicto contra el Duelo durante los hechos acaecidos me
parecen insuficientes, declarando culpable a M. de la Fère de dicha falta.
Declaro a M. de la Fère responsable de la muerte de M. de la Haine, en el
grado de homicidio involuntario. Por todos estos motivos dicto la siguiente
sentencia:
Armand de la Fère deberá ingresar inmediatamente en prisión en la que
cumplirá cinco meses de condena. Sin embargo, atendiendo a los motivos de
necesidad y utilidad para la nación expresados por todas las partes
implicadas en este caso, el acusado podrá sumarse a los regimientos
fronterizos durante el mismo tiempo con el objetivo principal de participar
en las misiones de rescate de los militares capturados por el bando enemigo.
En el caso de que el acusado elija esta segunda opción será
inmediatamente escoltado a las fronteras dónde se unirá a nuestras tropas
para comenzar a cumplir su condena. Se levanta la sesión.

El padre Martin du Heyn desgranaba, con voz monótona, las explicaciones de la catequesis prematrimonial. Mientras, Jean Picard, Ch. d'Honneur intentaba
no cabecear mientras su prometida escuchaba con aparente interés.
De repente, nuestro semidormido caballero fue sobresaltado por unos golpes en la puerta. A la voz del presbítero entró Agrippa d'Aubigne, con el
semblante alterado: "Disculpe vuestra Excelencia la intromisión, pero un asunto urgente requiere la presencia del general Picard".
  -Bien, de todos modos ya casi habíamos acabado. Id en paz, hijos míos.
Una vez fuera de la residencia del padre Du Heyn, Agrippa d'Aubigne le explicó el asunto al intrigado Jean Picard, Ch. d'Honneur:
  -Ocurre que os necesito como padrino, pues tengo un duelo que no puede esperar: mi oponente partirá en la operación
de rescate de la próxima semana, y si ocurriese una fatalidad mi honor corre peligro de quedar sin reparación. Subamos al carruaje...
Llegados al lugar de los hechos, que resultó ser le Crapaud et l'Apricot, Jean Picard, Ch. d'Honneur se encontró con un espectáculo muy diferente del que
esperaba: al entrar en el club se le entregó una túnica, una corona de laurel y una copa. Tras ataviarse con ella fue acompañado al
salón principal y se encontró con que se había organizado por sorpresa su despedida de soltero, y Jean François LaCroix, Laurent de Boisier y todos sus demás amigos
se encontraban allí, ataviados de una guisa similar. El mejor vino de Burdeos, el mejor calvados (teniendo presente el origen normando
del novio), y una comida realmente regia. Se comenzó con una cena en la que los puestos de los comensales se habían dispuesto en
círculo, de tal manera que además en el centro de la mesa se ofreció una actuación de bailarinas exóticas, especialmente una que bailó
solamente para el general. Acabaron la fiesta unas plañideras llorando y mesándose los cabellos por la muerte de la soltería del general
y por la gran pérdida que es un hombre casado.
Su Eminencia el Cardenal Richelieu desea poner en público conocimiento la creación de la Real Academia Francesa de Ciencias,
institución dedicada a la investigación de la Creación como un todo. Oportunamente se informará de los protocolos a seguir
por los caballeros interesados en aportar sus conocimientos o experiencias a la misma.
  -¡ATCHISSS! Disculpe vuestra Eminencia, pero este resfriado me tiene amargado. Además, con esta afonía me
resulta imposible decir misa.
El cardenal Richelieu no pudo menos que mostrar una sonrisa condescendiente ante el obispo Du Heyn, con quien acababa de
despachar asuntos parroquiales.
  -Mi querido hermano, os voy a recomendar un remedio muy simple para tal contratiempo. Perded cuidado: para
oficiar la ceremonia nupcial del próximo domingo os encontrareis perfectamente. Simplemente tomad... -la voz de Su
Eminencia se fue perdiendo mientras los dos eclesiásticos se alejaban lentamente por el pasillo.
Estimado Obispo:
Al parecer no comprendisteis bien mi sugerencia contra el resfriado.
Por ello, la próxima vez poned un chorrito de cognac en el limón con miel, y
no un chorrito de limón con miel en el cognac.
                                                 N.S.     Quien
         Cargo            Requisitos            minimo    nombra
----------------------  ----------------------  ------  ----------
Ministro de Justicia    Brigadier o Baron          8    Min.Estado
Canciller de Finanzas   Brigadier o Baron         10    Min.Estado
Comis.Seguridad Publ.   Coronel o Chevalier        6    Min.Estado
Marechal de France      General o superior        12    Rey
Inspector Gral.Infant.  Tte.General o superior    10    Min.Guerra
Inspec.Gral.Caballeria  Tte.General o superior    12    Min.Guerra
                                                 N.S.     Quien
         Cargo            Requisitos            minimo    nombra
----------------------  ----------------------  ------  ----------
1 Ministro sin Cartera  Brgder. o Baron           10    Min.Estado
Ayudante General        General o superior         8    Marechal F.
Jefes de Ejercito       General o superior        10    Marechal F.
Aide camara Marechal    Teniente Coronel           6    Marechal F.
Jefes de Brigada        Brigadier General          6    Insp.Grles.
NOTAS DE LOS ÁRBITROS
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