En cuanto a los resultados personales, a destacar que la tardía llegada de Villiers Daugé de Chevreuse no pudo ser más oportuna para sí
mismo: cuando fue a presentarse a su Mayor en busca de órdenes, tras haber tomado el mando de su compañía, se
encontró con que no había nadie a quien presentarse. Ni corto ni perezoso siguió el escalafón y dedujo que lo más
lógico sería presentarse al Coronel, y así lo hizo, pero éste se encontraba reunido con los Generales y no tenía
tiempo para minucias:
-¿Qué hace aquí, capitán? ¿No tendría que estar dirigiendo el avance de su compañía?
-A sus órdenes, mon coronel; no tengo instrucciones sobre qué cometido deben asumir mis hombres.
-¡Pues pregunte al Mayor de su batallón, hombre, que para eso está!
-Mon coronel, el Tercer Batallón de Cadetes de la Gascuña no tiene oficial comandante. Me han informado de que ha
caído hace menos de media hora.
-¡Qué? ¿Que el tercero de Cadetes está sin oficial comandante? Bueno, monsieur. Ya que os tengo aquí, haceos
cargo vos de él. A partir de este momento sois Mayor en suplencia del Tercer Batallón de Cadetes de la Gascuña. Quiero
que vuestros hombres se unan al Segundo para sostener el sector Oeste. ¡Y que no se nos cuele ni uno de esos
bastardos!
Y así, un sorprendido Mayor Villiers Daugé de Chevreuse (en suplencia) se dirigió colina abajo a organizar la defensa y la coordinación con el segundo Batallón de su Regimiento.
Otro que recibió un ascenso fue Silvestre Ruisseau, que ahora es Teniente Coronel de los Carabineros de la Reina como premio a sus méritos en combate, y Michel de Bidouze, que se ha ganado el galón de subalterno en el Tercer Fronterizo. Philippe de Vendô“me encontró un caballo muerto, con todos sus arneses, probablemente víctima de la artillería, y al registrarlo encontró un saquito con algo de dinero. El único que se quedó sin nada fue Charles de Noisel que, al estar realizando servicios de imaginaria, ni tan siquiera tuvo oportunidad de ver un poco de acción.
Que todos los efectivos en capacidad y disposición de combatir pertenecientes a las siguientes Unidades:
Deberán personarse el próximo día primero de junio de 1634 debidamente equipados y petrechados para partir hacia el frente.
EL MINISTRO DE LA GUERRA
Primera semana
Amarga decepción la que sufrió el recién llegado Jean La Fontaine al cumplir una de sus mayores ilusiones, la de asistir a una
representación en le Théatre Royale. La función fue un verdadero desastre; tanto es así que Eric du Perpignan, Ch.d'H., que había
alquilado un palco al que invitó a Denis Lavoisier,Viscmt. d'Ille y su esposa, Jean François LaCroix y el padre Martin du Heyn, a mitad de la obra propuso a sus invitados abandonar el
teatro, cosa que todos aceptaron unánimemente. Laurent de Boisier y Pascal Bierce, sin embargo, que se encontraban en distintos palcos con sus
respectivas damas, se quedaron hasta el final, aunque seguramente dedicaron su atención a otros menesteres... Mientras
tanto, ajeno al desastre perpetrado por la compañía de le Théatre, Jacques de la Loire paseaba con su dama por el parque y, en un
rincón apartado, se entregaba a furtivos escarceos amorosos.
Segunda semana
La segunda semana tenía que celebrarse la despedida de soltero de Jean François LaCroix. Mientras éste se preparaba para asistir al club
donde debía tener lugar la fiesta, unos porrazos en la puerta lo sobresaltaron. Se dirigió a abrir y se encontró con
una escuadra de la Garde de la Vieille Cité, encargada de mantener el orden en las calles.
-¿Jean François LaCroix?
-Er... sí, pero... ¿qué ocurre?
-Daos preso.
-Pero... no entiendo nada... si yo soy el Comisionado de Seguridad Pública, si yo...
-Tened la bondad de seguirnos; las explicaciones os serán dadas en su momento.
"Bueno", pensó nuestro confuso caballero. "Si se trata de un error, mejor aclararlo cuanto antes y, si
todo esto es intencionado, tiene que venir de alguien tan poderoso que no vale la pena resistirse".
-En atención a vuestro cargo se nos ha ordenado llevaros en carruaje cerrado para mayor discreción. Sed tan
amable de subir.
Inmediatamente, los dos escoltas que subieron con él corrieron de inmediato las cortinillas, de modo que el hasta ahora
Comisionado no pudo ver adónde lo llevaban. Cuando la víctima comenzaba a conjeturar si no se trataría de una trampa
urdida por la sociedad de los Trece Sapos, el carruaje se detuvo y se le hizo salir. Cuando así lo hizo se encontró
con fuertes luces apuntando a su cara, de modo que quedó deslumbrado y no pudo ver dónde le hacían entrar. Quedó en
una antesala oscura y de allí lo condujeron a un salón que, pese a estar profusamente adornado, le resultó muy
familiar. ¡Se trataba del salón principal de L'Epée d'Or! Pero no tuvo tiempo de reaccionar porque Jean-Paul Morrow, desde
una mesa en la que actuaba a modo de presidente de tribunal, se dirigió a él:
-Monsieur Jean François LaCroix, habeis sido arrestado en nombre del sano juicio y la coherencia, por orden de los Magistrados de la
Soltería. Para empezar, y puesto que vuestra condena es prácticamente segura, os vamos a ofrecer la última cena del
condenado.
Aquí no pudo resistir más Jean François LaCroix, y prorrumpió en carcajadas. Sin dejar de reír, dio cuenta de una opípara cena junto con sus amigos Denis Lavoisier,Viscmt. d'Ille, Eric du Perpignan, Ch.d'H., Jacques de la Loire, el padre Martin du Heyn, Laurent de Boisier y el "presidente del tribunal" Jean-Paul Morrow y, después, los criados retiraron prontamente el servicio de mesas y se inició un simulacro de juicio, en el que el acusado tuvo tantas dificultades para defenderse como los miembros del tribunal para mantenerse derechos en sus puestos, debido al estado de aguda intoxicación etílica en el que tanto uno como otros se encontraban. Al final, Jean François LaCroix fue declarado culpable de enamoramiento en grado sumarísimo y condenado a vagar toda la noche de taberna en taberna en compañía de hombres de confianza (el padre Martin du Heyn se excluyó discretamente) para ver si conseguían hacerle olvidar su error, dejándolo finalmente en la puerta de su casa con las primeras luces del amanecer. Por cierto que Christine Daé se encontraba en el salón contiguo de l'Epée d'Or, totalmente sola. ¿Había ido a vigilar a "su" Laurent de Boisier para evitar que cometiese ningún desmán?
Mientras esto ocurría, una reunión mucho más reducida pero casi tan divertida tenía lugar en Philippe le Rouge, donde Albert Saint-Marie se dedicó a cantar y bailar sobre las mesas para diversión y deleite de Pascal Bierce, que no podía aguantarse las carcajadas.
Tercera semana
Como viene siendo costumbre, la tercera semana fue la más tranquila. Jean La Fontaine la pasó solo en Philippe le Rouge, y Denis Lavoisier,Viscmt. d'Ille se
hizo acompañar por Eric du Perpignan, Ch.d'H. (o Eric du Perpignan, Ch.d'H. por Denis Lavoisier,Viscmt. d'Ille, según se mire) en L'Epée d'Or. Albert Saint-Marie intentó visitar al padre Martin du Heyn,
pero vio frustrado su propósito ya que el buen presbítero tenía toda la semana ocupada en los preparativos para la
boda de Jean François LaCroix y Magdalene du Croissant, así como en la catequesis de los novios. Jean-Paul Morrow, en cambio, no supo lo que es la
frustración: cortejó con éxito a Madame Charlotte Mouse. Es de alabar el ancho corazón de este caballero, capaz de
alojar a la viuda y a los dos hijos que ésta tiene a su cargo.
Cuarta semana
La cuarta es la semana de la esperadísima boda, a la que acudió gran parte de París: Denis Lavoisier,Viscmt. d'Ille, Eric du Perpignan, Ch.d'H., Jacques de la Loire, Laurent de Boisier y Jean-Paul Morrow.
Ofició la ceremonia el padre Martin du Heyn. A destacar un incidente agradable: cuando la novia se dirigia a la iglesia en una lujosa
calesa descubierta, tuvo que detenerse ésta para ceder el paso a la carroza real. Mandó Su Majestad parar a su vez y,
atraído por la belleza y los ricos atavíos de la novia, descendió del vehículo, se dirigió a la calesa y le
preguntó a una intimidada Magdalene su nombre y el del afortunado caballero que iba a desposarla. "Ma-magdalene du
Croissant, para servir a Vuestra Majestad, y mi prometido os sirve con el nombre de Jean François LaCroix". "Bien", respondió el monarca,
"no cabe duda de que Jean François LaCroix es un hombre al que la fortuna sonríe si va a casarse con una dama tan encantadora. Si en
cualquier ocasión necesitais cualquier cosa para él o para vos, no dudeis en pedírmela. Y ahora id, no quiero demorar
más vuestra dicha". "Mi-mil gra-gracias, Majestad". Y, caballero además de Rey, nuestro querido monarca dejó pasar la
calesa nupcial antes de ordenar a su cochero que prosiguiese el viaje.
Después de la ceremonia tuvo lugar una recepción en la nueva casa de los novios, en la que no faltó de nada: un cuarteto de violas da gamba tocando aires bailables, tragasables, saltimbanquis y titiriteros. La buena comida y los excelentes vinos redondearon una jornada memorable.
Quinta semana
-¡Otro mes, otra edición!
Marc Bardin, Real Secretario para Asuntos de Protocolo y Sociedad, se recostó en la silla y se echó hacia
atrás mientras apuraba su taza de té.
-Cierto -respondió Tirs d'Abril, que comparte cargo con monsieur Bardin-. Nueve años hace ya que compré
este oficio a Su Majestad. Y las vueltas que han dado las vidas de nuestros parisinos en todo este tiempo, incluyendo las
nuestras... Desde que me retiré a vivir al campo veo las cosas de otra manera. ¡París es demasiado
bullicioso! Bien, mon ami, es hora de comer. El fuego del jardín ya ha hecho brasa suficiente y el cordero y las
morcillas están prestos. ¡Es hora de apartar las cosas del espíritu y ocuparse de las del cuerpo!
Y así los dos secretarios, sumidos cada uno en sus pensamientos, dejaron el modesto bureau donde mes a mes publican,
por encargo de Su Majestad, la crónica social de París, y se dirigieron a la mesa que les esperaba en el
jardín.
El director de le Théatre Royale ha vuelto a meter la pata. Sin ambages. La producción de este mes, "La Dellentière", es sin lugar a dudas uno de los mayores tostones que han pasado por un escenario. Interminables diálogos durante los que los actores se mueven como marionetas, una escenografía en la que no se ve absolutamente nada más que unos bultos informes al fondo del escenario y, en general, una producción pobre y poco digna de un Théatre que se supone situado en una ciudad que ha de iluminar al mundo con su cultura y pasión por el arte. Lamentable.
                                                 N.S.     Quien
         Cargo            Requisitos            minimo    nombra
----------------------- ----------------------  ------  ------------
1 Ministro sin Cartera  Brigadier o Baron           10    Min.Estado
Durante este mes se renuevan los cargos religiosos (consultar reglas).
En primer lugar comentar un pequeño cambio en las reglas: A partir de ahora, los cargos eclesiásticos aparecerán en enero y julio de manera automática, es decir, en esos dos meses cualquier eclesiástico podrá presentarse al cargo inmediatamente superior al que ocupa. Hemos pensado este cambio porque ya era bastante complicado para los eclesiásticos ascender de rango; si vemos que nos hemos "pasado" de fácil, podemos buscar otra fórmula (distintos meses para las distintas órdenes, etc). Pero de momento probaremos así.
Otra cosa: este próximo mes, muchos saldreis hacia el frente. Aunque ya tengais tirada de muerte almacenada, por favor mandadnos un mensajito, aunque solamente diga "Tirada de muerte almacenada" o "Tirada de muerte estándar". Nosotros nos guiamos por los mensajes recibidos para procesar el turno, y si no mandais aunque sea una notita sin más detalles, el turno cuenta como no recibido. Por favor, tenedlo en cuenta. Ya sé que muchos estais de exámenes, pero un mensajito de ese tipo no roba mucho tiempo, creo yo.
La fecha límite para el próximo turno es el viernes, 29 de junio de 2001; como de costumbre, a las 23:59 porque a partir de ahora es seguro que siempre procesaremos los turnos en sábado por la mañana, salvo alguna excepción aislada. Y es que ahora Marc tiene que desplazarse 50Km en tren para venir hasta mi casa, y prefiere hacerlo en sábado. Eso sí: a la hora de comer lo invito a una exquisita barbacoa de jardín (-:
¡Gracias a todos!
Atentos saludos del Secretariado de Su Majestad Luis XIII