ECOS DE SOCIEDAD (15 Junio 92)
El primer evento a comentar ha sido la sencilla y
emotiva ceremonia del sepelio de Monsieur Belmondo;
una gran corona con varias cintas, aportada por varios
caballeros de la ciudad, presidió los paramentos
fúnebres; las palabras del sacerdote hicieron que más
de una dama viese sus mejillas surcadas por húmedas
perlas. Una fina lluvia empezó a caer cuando el coche
fúnebre cruzó las puertas de la ciudad en dirección al
cementerio. Desde los oscuros portones, la triste
comitiva dio el último adiós al caballero que
conquistó los corazones de todos nosotros. ¡Siempre se
van los mejores!
Pero la vida sigue, y muchos otros asuntos han
acaparado la atención de nuestros ciudadanos este mes;
uno de los más sonados, el duelo entre Christian du
Pontier y Frédéric Mercure a causa de Georgine du
Croissant; fue un duelo muy igualado, en el que la
mayor fuerza de uno quedó compensada por el menor
tamaño del rapier respecto del sable. Los principales
sorprendidos fueron los propios duelistas, que vieron
cómo el parque de los Capuchinos se llenaba de
curiosos que querían presenciar lo que en un principio
había de ser un asunto privado; incluso se cruzaron
algunas apuestas sobre el resultado de la
confrontación...
Puestos en situación, y al grito de "En Garde!"
dado por los padrinos, comenzó el duelo. Al principio
fue muy igualado pero, a medida que pasaba el tiempo,
la mayor maestría de Christian, quien no en vano se
había pasado dos semanas practicando, se hizo notar.
Tras dos ataques en cuarta, Frédéric empezó a acusar
los efectos de heridas cada vez más numerosas, hasta
que la fatiga y la pérdida de sangre le obligaron a
rendirse. Mientras era atendido por los físicos, los
caballeros presentes se dirigieron a Hunter's para
ajustar cuentas sobre las apuestas; mientras algunos
se dispersaban en dirección a las tabernas, monsieur
Jean-Baptiste LeRond d'Alembert y un par de caballeros
más entraron discretamente en Hunter's a celebrar la
victoria de su amigo. Sabemos que allí se encontraba
esperándole Georgine, en un discreto reservado, por lo
que los caballeros acompañantes decidieron que sería
más prudente retirarse...
En cuanto a los asuntos amorosos, la primavera
sigue alterando los ánimos de nuestros galantes
caballeros: Jean-Michel le-Jarre consiguió arrebatar a
Francine Davelet de los brazos de su amante, Michel
Le-Florite. Ya veremos en qué acaba este nuevo enredo.
Muchas otras cosas ocurrieron, pero las
principales ya han sido descritas. Esperamos que el
editor de esta crónica no se enfrente el próximo mes
con los problemas con que se ha enfrentado éste. Esto
no es más que una prueba de los males que el progreso
y la automatización van a traer al hombre.
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